—No se relacione con esa mujer. No importa en que circunstancia, usted debe mantenerse alejado y cuidar su espalda.

—¿Hah? —frunció el ceño— ¿Esta es una clase de broma? 

—No, Chuya-sama. Nunca jugaría con algo así.

—¿Por qué me dices algo así? No lo entiendo, ¿quién es ella?

—En mi posición de mayordomo, hay muchas cosas de las que debo resérvame. Considero que esto es algo que el mismo Dazai-sama debería explicarle.

La mirada de Chuya se posicionó nuevamente en el papel, buscando una explicación por sí mismo.

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—¡Waaah! A veces no entiendo porque acepté ese trabajo...

Mirándose en el espejo mientras desajustaba su corbata, Dazai se quejó.

—¿Por qué lo haces? —preguntó Chuya, frotando su cabello mojado contra una toalla.

—¿Hacer qué?

—Trabajar como guardaespaldas.

—Bueno —ladeó la cabeza, mirando al pelirrojo a través del espejo—... Es porque no tenía de otra... Trabajar protegiendo gente o morir en los barrios bajos...

Chuya en ese momento se dio cuenta que no conocía a Dazai, al menos no datos relevantes sobre él: como su vida, su pasado... Todo se limitaba a su romance con Odasaku.

—... pero de haber sabido que proteger personas no era lo único que haría, entonces hubiera elegido morirme.

—¡¿Hah?!

—¡¿Quién en su sano juicio pone a un guardaespaldas de alta categoría como yo al cuidado de un perro?!

—¿Un perro? —conteniendo una risa.

—No quiero seguir cuidando mascotas... Odio los perros. Son olorosos, te miran mientras comes y te gruñen si no les agradas. Definitivamente, voy a renunciar si Mori-san sigue jugando así conmigo.

Un fuerte suspiro se escuchó en la habitación, Dazai estaba hablando en serio; sin embargo, ese suspiro fue causante de que el pelirrojo no pudiera seguir conteniendo la risa. El sufrimiento de Dazai parecía hacerlo sentir más que feliz.

—¿De qué te ríes? —enojado.

—Oh, de nada —aclarando su garganta—. Si no tienes paciencia para cuidar de una mascota, entonces no eres tan bueno en tu trabajo como dices.

—¿Qué estás diciendo, Chuya?

Si hubiera preferido morirse, entonces no nos hubiéramos conocido. Y quizá tampoco hubiera conocido a Odasaku.

—No tengo porque darte explicaciones de todo lo que digo. Por cierto...

Caminó hacía el espejo, parándose a un lado de Dazai. Lo examinó con discreción y lo primero que pudo notar en él fue lo exhausto que se sentía, pero Dazai no era tonto... él si estaba mirando fijamente al pelirrojo.

Déjale este recado. He estado llamando a su celular y no responde; me gustaría verlo, platicar y quizá, hacer algo más...

Para lucir así, solo significaba que Dazai nunca bromeaba respecto a su disgusto por trabajar como guardaespaldas. Y deduciendo rápidamente, tampoco parecía ser el tipo de persona que saliera a divertirse con mujeres.

Entonces, ¿estaría haciendo algo malo si no le daba el recado de la mujer? ¿Qué tan lejos llegaría si no le doy el recado como pidió?

Ocultando su preocupación, colocó la toalla alrededor de sus hombros, decidiendo desviar la mirada del castaño con un pequeño parpadeó.

—¿Querías decirme algo? —curioso, preguntó.

¿Quién era ella? Podría preguntarle; podría exigirle respuestas a esa y otras cuestiones porque como su amante, tenía a derecho a saberlo.

Considero que esto es algo que el mismo Dazai-sama debería explicarle.

Si habían cosas de su pasado que no conocía, tal vez se debía a que no existía un vínculo afectivo tan fuerte. Siendo honesto consigo mismo, él tampoco le contaba a Dazai sobre su vida monótona antes de ese largo mes.

Aún así, sin conocernos, me contó sobre Odasaku... Si no habla de esa mujer, es porque no tiene relevancia para él.

—¿Chuya? —insistió Dazai.

—Nada... Me debes. Estuve esperándote.

—¿Perdón? —frunció el ceño, confundido— ¿Estás diciendo que no te encontré dormido porque estabas esperándome?

—Ah —nervioso—... S-Sí, eso...

No debí haber dicho eso. Gran idiota.

—Eso me recuerda...

La mano derecha de Dazai se estiró alcanzando el pelo rojizo, enrollando un mechón entre sus dedos cuidadosamente.

Eso causó que Chuya estuviera a punto de estremecerse, pero lucho consigo mismo para no lucir tan obvio y contenerse.

—... tu y yo dejamos algo pendiente...

—¿P-Pendiente? —de un manotazo, alejó la mano de Dazai— ¡Ya recordé! ¿Estás cansado? ¿No quieres té? Verlaine me regaló un poco y dijo que es excelente para el estrés. Iré a traerte un poco...

Corrió hacia afuera de la habitación, dejando a Dazai ahí. No iba a dejar que su esfuerzo por alejarlo de su mente el resto del día terminara en vano. Además, estaba el asunto sobre esa misteriosa mujer que no lo dejaba tranquilo.

Si se dejaba llevar, seguramente terminaría haciendo o diciendo algo estúpido como aquella noche.

No lo arruinaría. Mantendría la calma y dejaría que Dazai hablara por su cuenta si el momento lo requería.

Durante el resto de la noche, solo le quedó rogar para que esa mujer no volviera a aparecerse o insistiera con Dazai, al menos, hasta que ambos cumplieran sus promesa.

Fake Lover | Soukoku - BSDWhere stories live. Discover now