Día 14

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Día 14
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-¿Por qué no lo dijiste antes? Tienes que dejarlo ir, no puedes tomar el tiempo de los demás como un precio.

La mujer regañaba mientras mantenía su espalda recargada contra la puerta.

-No sé como terminamos hablando de esto, Akiko, pero hasta este punto, ya no puedo dejar que se vaya.

Akiko frunció el ceño y chasqueó la lengua con disgusto, entendía porque lo decía, los sentimientos de Dazai estaban reflejados en esas palabras aún si en su expresión no había nada.

-Escucha, esto tarde o temprano acabara. ¿Que harás cuando tengas que dejarlo ir?

-Le dije que no puede enamorarse, está prohibido que lo haga. Así, él no tiene que lidiar con algo tan pesado como mis sentimientos y tampoco tendrá que tomarse el tiempo para pensar como rechazarme.

-¿Eres idiota? -cuestionó exasperada.

-No es feliz aquí, ¿por qué debe enamorarse? Además, no me culpes a mi. Su padre es el responsable, si no puede pagar la deuda con dinero, lo hará de otra forma.

-Eres despreciable, no tengo duda de eso... Que diría Odasaku si...

-No metas a Odasaku en esto -la voz de Dazai se tornó amenazante-, no tienes derecho a siquiera decir su nombre en una situación como esta, ¿entendiste?

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-¿Chuya? ¿Que-? -un hombre rubio con lentes se acercó a la mesa donde se encontraba el pelirrojo.

Un restaurante familiar ubicado frente a la estación de tren de Yokohama, un ambiente agradable lleno de arreglos florales por aquí y por allá, las familias disfrutando de su almuerzo era lo que más se disfrutaba de ese lugar...

El lugar donde Chuya trabajaba antes de entregarle su alma al diablo.

-¿Que estás siendo aquí? -el joven con charola y libreta en mano parpadeó con sorpresa- ¿No solicitaste licencia?

Cierto. Ese bastardo envió la petición de una licencia, debo actuar como si nada estuviera pasando.

-Ah, estaba un poco enfermo. Me estoy sintiendo mejor y decidí que tal vez no estaría mal tomar una taza de té aquí.

-Si que eres raro, normalmente los empleados como tu optan por comer en otro lugar distinto a su lugar de trabajo.

-Ese no es mi caso, Kunikida-san.

-Ya veo -el joven de apellido Kunikida ajustó sus lentes-, ¿que vas a pedir?

-Quiero un café, estoy esperando a alguien.

-Entonces serán dos -anotando en su libreta, miró de reojo a quien ahora era su cliente y luego, dudando, habló-. No quiero sonar entremetido, ¿todo bien en tu casa?

-Como siempre. Mi padre está metido en algo grande, pero no afecta mi salud ahora. Prometo regresar a trabajar pronto.

-Tu licencia es de un mes, puedes regresar ahora mismo si te sientes mejor.

-Me tomaré unos días más, ¿está bien?

-No te acostumbres a holgazanear, Chuya.

La puerta del restaurante se abrió, el hombre que entró volteó hacia donde se encontraba el otro par platicando.

Fake Lover | Soukoku - BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora