Acomodó la última de sus prendas en el armario de la habitación y dió un paso hacia atrás para admirar el resultado de la tarea que le había llevado dos horas y media en terminar.
Sonrió al darse cuenta que ahora era más real aquel paso que estaba dando.
Su sueño iba a volverse realidad.
Giró sobre su propio eje y cogió una de las cajas que aún estaban empaquetadas, la abrió cuidadosamente con el cúter que le había prestado el encargado y comenzó a esparcir los objetos por la cama que seguía sin tender.
Enciclopedias, diccionarios, folletos, libros teóricos sobre cinematografía, fotografía, dirección escénica, manual de redacción de guiones y demás podían apreciarse coloridamente sobre el colchón.
Cuando era niña siempre le gustó ir al cine. Aún podía recordar la primera vez que había estado en una sala de proyección y la explosión de emociones que le hizo vibrar el cuerpo cuando se sumergió en el mundo de las hermosas historias que los directores les brindaban con cada escena. Quedó tan fascinada, que de alguna forma se vio obsesionada con ese mágico mundo desde los seis años. Y ahora estaba ahí en Tokyo luego de ganar una beca para la escuela de Cine.
Tan surrealista.
Su teléfono sonó.
Respingó un poco y lo tomó del bolso que había dejado sobre el pequeño y pulcro escritorio.
—Hola.
—Hermana, ¿Ya estás en tu nueva residencia?—la voz de Hanabi se escuchó un poco impaciente pero a la vez preocupada.
—Oh... Si, lo siento, olvidé avisar que ya había llegado.
—Menos mal, Neji-Nii ya quería tomar el tren bala para ir a buscarte porque no te reportabas—suspiró.
—Lo lamento.
—Está bien, de todas formas ya sabemos que siempre andas en tu propio mundo.
—...
—¿Y es lindo?
—¿Eh?
—Tú nueva casa, ¿Es linda?
—Ah, sí, es muy lindo todo el lugar.
No mentía.
—¿Y los otros? ¿Te están tratando bien?
Hinata pestañeó ante aquella pregunta, probablemente su familia estaba preocupada por la forma en que se relacionaría con todas las personas que vivían en ese lugar, después de todo, ella era increíblemente dócil y tímida.
—Han sido... amables— esbozó una curva dulce, aún no conocía al resto, pero Sakura y Naruto fueron muy atentos con ella.
Incluso Sasuke, a pesar que le había causado algunos problemas con su torpeza nata, fue bastante comprensivo y hasta cierto punto, amable, con ella
Sin embargo, no podía decir si él era alguien con quién podía llevarse bien. Lucía bastante estoico y taciturno, y también un poco irritable y directo.
No era buena con ese tipo de personas.
—Me alegra escuchar eso, igual no seas demasiado ingenua, Tokyo es peligroso, así que ten cuidado—la voz de la menor logró sacarla de sus ensoñaciones.
ŞİMDİ OKUDUĞUN
Buenos días, Cariño
Hayran Kurgu¿Cómo puedes medir la felicidad? ¿En las cosas que tienes? ¿En el dinero que ganas? ¿En la carrera que estudias? ¿Lugares a los que viajas? ¿Logros que consigues? Lo cierto es...que esa era la pregunta más difícil de contestar. Hinata nunca imaginó...