– Quien sabe–susurró causándome un estremecimiento que me recorrió por completo, deslizó hacia arriba una de sus manos hasta colocarla detrás de mí cuello, iba a quejarme, pero antes de que cualquier palabra pudiera salir de mi boca, me silencio uniendo nuestros labios.

Por un momento me quedé estática sin poder creerme lo que estaba pasando y sin saber qué hacer con exactitud, sus labios se movían suavemente sobre los míos, cerré los ojos y con torpeza comencé a corresponder el beso, con cada roce una corriente electrizante recorría todo mi cuerpo, la punta de su lengua tocó mis labios estremeciéndome, abrí la boca permitiendo que se introdujera y comenzase a dominar la mía con gran agilidad, su mano se enredó en mi cabello.

La falta de oxígeno en mis pulmones era cada vez más necesaria, poco a poco nos fuimos separando, pero antes de hacerlo del todo, mordió levemente mi labio inferior.

Apoyé la cabeza en su pecho sintiendo su respiración igual de agitada que la mía, podía sentir mis labios un poco hinchados debido a la intensidad del beso.

La lucidez atravesó mi mente como un rayo, dándome cuenta de lo que acababa de pasar, sentía mis mejillas calentarse de golpe, esto no estaba bien, me alejé de él como si su cuerpo quemase, me miró sin comprender, di unos pasos hacia atrás evitando su mirada, intentaba esconder mi rostro con el pelo.

– D... Debo irme–me agaché recogiendo mis cosas que había dejado caer por el beso, di media vuelta, y salí prácticamente corriendo hacia la puerta.

Tocaba el timbre de forma insistente, mi cuerpo todavía temblaba por el beso, aún podía sentir sus labios contra los míos, su mano ascendiendo hasta mi cuello, el ruido de la puerta me sobresalto sacándome de mis pensamientos

– ¿Debo tener una razón para visitar a mi mejor amiga?–pregunté mirándola algo nerviosa, ella entrecerró los ojos mirándome con sospecha

– Daniela... Nos vimos ayer en el hospital, y la forma en la que casi quemas mi timbre, me hace pensar que algo pasa–suspiré dejándome caer en uno de sus sillones– ¿Tan grave es?–preguntó sentándose a mi lado, asentí mirando un punto fijo de la pared– Me visto y hablamos–

Escuché como sus pasos se perdían en por el pasillo, respiré hondo cerrando los ojos, la imagen del beso golpeo con fuerza mi cabeza, mordí mi labio inferior, maldita sea, ese beso había sido el mejor que me habían dado en mi vida, me hizo vibran, y aun ahora, podía sentir todas las sensaciones.

Me levanté de golpe, caminé un poco en círculos por el salón, revolví mi cabello con frustración, esto estaba mal, no podía sentir algo por él, siempre lo había odiado, esto era algo tan surrealista no podía pasarme, no claro que no.

– Bien, cuéntame–dijo ofreciéndome una cerveza la cual cogí, no era muy fan de esta, pero ahora mismo lo necesitaba con urgencia

– Tienes que prometerme 2 cosas–di un gran sorbo a la lata a lo que ella asintió– La primera no me interrumpirás, y la segunda, esto que te diré no puede salir de aquí–

– Lo prometo–asentí mordiendo una de mis uñas con nerviosismo, suspiré comenzando a relatarle todo lo sucedió en estos días, cuando terminé nos sumimos en un silencio el cual comenzaba a incomodarme

– ¡Por dios, di algo!–grité exasperada levantándome caminando de un lado a otro

– Cálmate–

– ¡¿Cómo quieres que me calme?!, ¡Julia, me besé con él, y eso no debió pasar!–exclamé alterada ante su tranquilidad

– Solo correspondiste un beso, no exageres, cuando éramos más jóvenes correspondías muchos, además que lo hicieras no significa que sientas algo–

– Tienes razón... No significó nada–asentí volviendo a sentarme intentando calmarme

– Pero por tu reacción, diría que es todo lo contrario–dijo sonriendo a lo que la miré con el ceño fruncido– No me mirés así, solo quiero decir, que hay dos opciones de lo que te está pasando–

– ¿Cuáles?–pregunté soltando un suspiro

– La primera es que te gustaba desde antes, pero debido a su carácter, estos se opacaron por así decirlo y con todo lo del contrato, están resurgiendo–

– No, imposible, ¿Cómo iba a gustarme ese... Ogro?–negué frenéticamente

– Gustándote, te recuerdo que tu jefe es un hombre muy atractivo–rodé los ojos ante sus palabras

– Si es atractivo, pero es un ser despreciable, que me chantajeo para que accediera a casarme con él–

– Cierto, pero tú misma has dicho que se ha estado comportando diferente–asentí recordando en esa sonrisa sincera que me dedico, o cuando me agarraba de la mano o me acariciaba con suavidad, recordarlo hizo que aquella sensación en mi estómago apareciera

– Solo actúa...–

– ¿El beso también fue actuado?–la miré mordiéndome el labio recordándolo, de solo hacerlo comencé a sentir mis mejillas sonrojarse, la escuché reír, agarré un cojín lanzándoselo– Ok, calma, la segunda opción, posiblemente es que sientas agradecimiento por él, al fin y al cabo le ha salvado la vida a Gianni–

– Si... Debe ser eso, agradecimiento...–dije intentando convencerme de ello, suspiré masajeándome el puente de mi nariz– Gracias por escucharme, aunque sinceramente creo que has generado más dudas en mí–ella me guiñó un ojo a lo que sonreí.

Entre tus Manos [Versión antigua]Where stories live. Discover now