Al entrar en mi habitación dejé caer las cosas al suelo, caminé como si fuera una sonámbula hasta mi cama, me senté mirando a la nada, suspiré acostándome, cerré los ojos intentando ignorar el fuerte dolor de cabeza que me estaba taladrando desde que salí de la oficina.

Abrí los ojos con pereza, todo estaba a oscuras, miré a la mesita viendo mi despertador, eran las 20:30 mis ojos se agrandaron de la sorpresa había dormido casi toda la tarde, me senté recostando mi espalda contra la pared.

Sin quererlo, todo lo sucedido había vuelto a llegar a mi mente, pasé mis manos por la cara con frustración ¿de verdad había ocurrido todo eso?, ¿O solo había sido una horrorosa pesadilla?

Aquella carpeta en el suelo, al lado de mi bolso me decía que todo fue bastante real, estaba siendo chantajeada para casarme con un hombre despreciable, las ganas de llorar volvieron a invadirme, pero las risas que provenían de la parte inferior de la casa hicieron que parase de golpe, respiré hondo intentando tranquilizarme, no podía llorar, si salía así ahora, todos lo iban a notar y querrían saber el motivo.

Si algo sabía con certeza, es que ellos jamás debían saber acerca de esto, si lo descubrían, se armaría un gran lio, intentarían que rechazará esta locura, pero eso sería malo para todos, sobre todo para Gianni... Sin ese trasplante, él moriría y eso era algo que no podía permitir.

Unos golpes en mi puerta me sacaron de mis pensamientos, esta se abrió dejándome ver a mi madre que me miraba con una pequeña sonrisa, se apoyó en el marco de la puerta

– Me sorprende que estés aquí desde temprano–

– Ya... Es que me sentía mal–dije a lo que ella asintió

Me quedé contemplándola un momento, siempre me habían dicho que me parecía muchísimos a ella, pero yo no lo veía así, ella tenía el cabello castaño claro corto, ojos azules, tez blanca, en cambio yo tenía el cabello negro hasta la cintura, mis ojos color miel y mi tez ligeramente bronceada, me parecía más a mi padre.

– ¿Bajarás a cenar?–preguntó, sacándome de mis pensamientos

– Claro, en cuanto me dé una ducha rápida–intenté fingir una sonrisa, pero estaba segura de que solo me salió una mueca un tanto extraña, ella me miró por un instante, asintió y salió dejándome otra vez sola.

Con un suspiro me levanté de la cama, abrí el armario sacando un pijama, fui al baño que había en mi habitación, me miré en el espejo, tenía una cara horrible, se notaba que había estado llorando, mi maquillaje estaba corrido, los ojos un tanto rojos e hinchados, suspiré recogiendo mi cabello en un moño alto, abrí la llave de la ducha, esperé a que se calentara para entrar en esta.

Bajé las escaleras escuchando las voces de mi familia hablar animadamente, fui hacia la cocina, sonreí al verles sentados esperándome, los amaba con locura, pero sobre todo por, él, Gianni, mi hermano menor.

Necesitaba ese trasplante con urgencia, su corazón estaba tan dañado que esa era la única solución para que viviera más, tomaba medicamentos, pero solo eran soluciones temporales, y si para hacer que viviera más tiempo, tendría que sacrificar mi felicidad, lo haría sin dudarlo un segundo.

– Vamos cariño siéntate–dijo mi madre dando un golpecito a la silla vacía que estaba a su lado, sonreí acercándome y uniéndome a la charla junto a las risas, olvidándome de todo.

Después de pasar un buen rato con mi familia, se fueron a dormir, en cambio yo no podía por dos motivos, 1 había dormido mucho durante todo el día y 2, tenía delante de mí la carpeta con el contrato.

La abrí con miedo de saber qué barbaridad me iba a encontrar, pasé la primera página no decía nada importante solo que se comprometía a cumplir con su parte del trato, fui a la parte de las clausuras que era lo importante.

1. No habrá divorcio.

2. Habrá relaciones sexuales siempre que el señor Benedetti así lo disponga.

3. Se tendrá un mínimo de dos hijos.

4. En público se debe aparentar ser una esposa enamorada.

5. Está totalmente prohibido que la señorita Moretti tenga un amante, en caso de tenerlo, se atendrá a las consecuencias.

6. Se firmará un acuerdo prenupcial.

7. Se firmará un contrato de confidencialidad.

Palidecí al leer todos los puntos, estaba en shock ¿Cómo diablos podía pedirme esto?, ¿Sin divorcio?, ¿Un hijo?, ¿Qué tendría que abrirle las piernas cuando él quisiera?, ¿Acaso estaba demente?, desde luego que estaba demente.

Si él pensaba que iba a aceptar todo esto sin pelear, estaba equivocado, había algo que tenía muy claro, no pensaba darle ningún hijo, y mucho menos a acostarme con él, si quería tener una amante para que le diera todo el sexo del mundo, que la tuviera, no le reclamaría nada, de hecho yo misma se la buscaría si él quisiera.

Suspiré tirando lejos de mí las hojas, me recosté en la cama cerrando los ojos, deseando que mañana al despertar me diera cuenta de que fue todo una horrorosa pesadilla, por desgracia, en el fondo sabía que no sería así y que cuando él dijera, tendría que dar el "sí quiero".

Entre tus Manos [Versión antigua]Where stories live. Discover now