– Está bien Dianora, espera a que acabe con los señores–ella asintió dándose la vuelta me miró con una sonrisa burlona, pasó por mi lado golpeando mi hombro y salió dejándome temblando por la represalia que me esperaba– Usted también puede retirarse–me dijo de forma gélida, asentí cerrando rápidamente la puerta, suspiré recostándome un poco sobre esta

– Tráeme un té–me ordeno sentándose en los sillones con las piernas cruzadas, apreté los puños con fuerza, conté mentalmente hasta diez para no lanzarme sobre ella, y arrastrarla por toda la oficina, con resignación fui hasta la cocina a preparar el dichoso té, e intentando evitar la tentadora idea de ponerle mataratas en vez de azúcar

Flash-Back End

Suspiré recordando aquello, al muy desgraciado no le importó nada de lo que había pasado, me gané un enorme regaño junto a mi segundo strike, lo peor de todo es que ese mismo día termino con ella. Sacudí la cabeza alejando esos pensamientos, de nada me serviría llorar sobre la leche derramada.

– ¿Almorzamos?–levanté la cabeza viendo a Donia, mi compañera, era de las pocas personas con las que hablaba de toda la empresa

– ¿Qué haces tú por estas alturas?–pregunté con una sonrisa

– Invitarte a comer, vamos–miré mi reloj, me sorprendí al ver que ya era la hora de comer y no me había dado cuenta

Me levanté cogiendo mis cosas, mientras hablábamos fuimos hacia el ascensor, una vez que llegamos al piso de la cafetería cogimos algo de comer y nos sentamos en una mesa vacía

– ¿Tú qué opinas del nuevo rumor?–la miré sin entender mientras comía– ¿No lo has oído?–

– Donia, trabajo en la última planta, allí estoy sola con el ogro, lo único que escucho son sus gritos–dije a lo que ella empezó a reír

– Cierto, dicen que es impotente–casi me ahogo con la bebida al escuchar aquello– Y que por eso las novias le duran muy poco–

– ¿En serio dicen eso?–pregunté incrédula a lo que ella asintió– Vaya...–fue lo único que fui capaz de decir, estaba atónita

– Yo no me lo creo, él debe ser una máquina sexual–

– ¡Donia!–exclamé mirándola con algo de diversión

– Vamos, ¿nunca lo has pensado?–preguntó con una sonrisa pícara mientras subía y bajaba sus cejas haciéndome reír

– ¿Estás loca?, por supuesto que no–

– ¿No?, Pues yo sí, tiene un cuerpo que parece esculpido por los mismísimos dioses, esos labios que parecen gritar bésame...–dijo cerrando los ojos como si estuviera imaginándolo, mi risa se intensificó

– No niego que sea atractivo–dije algo más calmada– Pero con ese carácter tan podrido que tiene, Fabrizio Benedetti se me hace el hombre más feo del mundo, además es un completo imbécil–comenté haciendo que riera, de repente se quedó callada de golpe, y palidecía drásticamente

– Un carácter podrido y un imbécil...me encanta saber la opinión de mis empleados sobre mí–me quedé totalmente paralizada, mi respiración se cortó unos segundos, un escalofrío me recorrió por completo, con miedo me giré, encontrándome con esos ojos grises que me contemplaban con frialdad

– Se... Señor, yo...–

– A mi despacho–interrumpió mi tartamudeo, se dio la vuelta dejándome más blanca que el papel

– Estoy jodida–susurré dándome un golpe en la frente con la mano, ¿cómo podía ser tan estúpida?

– Lo siento, si yo no hubiera abierto la boca...–

Entre tus Manos [Versión antigua]Where stories live. Discover now