09 | La nueva Weasley

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09 | LA NUEVA WEASLEY

Muchas cosas estaban pasando en una oficina tan pequeña como lo era la de Lockhart. Aunque, a ser sincera, yo siempre sentía que la habitación era pequeña cuando Dumbledore estaba ahí.

Y si a eso le sumamos que también estaban McGonagall y Snape, me sentía como una pulga. Mantuve mis manos sobre mi regazo, sentada entre Harry y Hermione, a la espera del veredicto final del director. Mientras Snape y McGonagall se mantenían en silencio, Lockhart seguía hablando sobre hechizos y contrahechizos que solo él sabía, pero nadie le estaba prestando atención. Con los sollozos de Filch de fondo, argumentando una y otra vez que nosotros, los infames Mellizos Potter, habíamos matado a su irritante gata, mi interés estaba puesto únicamente en Dumbledore.

Llevaba casi diez minutos analizando a la Señora Norris cuando finalmente alzó la mirada, acomodándose las gafas de media luna.

—No está muerta, Argus.

A pesar que no la habíamos herido nosotros, dejé escapar un suspiro de alivio, lo cual solo sirvió para convencer más al conserje de que habíamos sido nosotros.

—¿Cómo que no está muerta? —lloriqueó, tapándose el rostro con sus manos huesudas—. ¿Y por qué está tiesa?

—La han petrificado —explicó Dumbledore, cauteloso—. Pero no sabría decir cómo...

—¡Pregúnteles! —chilló Filch con su rostro lleno de lágrimas, volviéndose hacia mi hermano y yo—. ¡Lo hicieron ellos dos!

—¡No es verdad! —nos defendió Harry.

—Ningún estudiante de segundo curso podría haber hecho esto —Dumbledore estuvo de acuerdo con mi hermano—. Es magia negra muy avanzada.

—A penas hemos aprendido a hacer bailar a un sapo, no hemos sido nosotros, de verdad —negué yo enérgicamente, pero Filch seguía acusándonos.

—¡Han sido ellos! Lo encontraron en la enfermería... Saben que soy... que soy un... ¡Saben que soy un squib!

—¿Y se supone que nosotros sepamos qué es un squib? —alcé los brazos al aire.

—¡Vieron la carta de Embrujorrápid!

—Si se me permite hablar, señor director —intervino Snape, y Harry hundió los hombros solo de pensar en que Snape nunca diría algo que nos beneficiara—. Los mellizos y sus amigos  podrían haberse encontrado en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno, pero eso no explica por qué se encontraban en el corredor del piso superior, o por qué no estaban en la fiesta de Halloween.

Harry, Hermione, Ron y yo hablamos a la vez explicando nuestra ida a la fiesta de aniversario de Sir Nicholas.

—Hay cientos de fantasmas que podrían testificar que estuvimos ahí —terminó Hermione.

—Pero ¿por qué no se unieron a la fiesta después?

—Para allá íbamos —respondió Ron.

—¿Y por qué subieron al corredor?

—Porque íbamos a los dormitorios primero —contesté yo, mintiendo descaradamente—. Hermione y yo queríamos cambiarnos para ir vestidas acorde a la fiesta. Cuando pasamos por el corredor, notamos algo escrito en el muro y fue cuando nos acercamos y vimos a la Señora Norris tiesa bajo esa inscripción. Ni siquiera la tocamos, ella ya estaba así.

Snape no lució nada contento con mi coartada, pero poco me importaba. Era Dumbledore el que me tenía los pelos de punta. No dejaba de mirarnos a Harry y a mí con sus ojos azules, como si tuviera rayos X y pudiera ver perfectamente la mentira en todo su esplendor. Mi instinto me decía que, aún si no tenía rayos X, sabía que estaba mintiendo. Al menos, que un cuarto de lo que dije era mentira.

Mellizos Potter y la cámara secreta | HP [02]Where stories live. Discover now