Despedida

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—Es una maldita broma, ¿cierto?—

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—Es una maldita broma, ¿cierto?—. Teagan parecía correr detrás de Archie el cual se paró en seco y se lanzó a sus brazos.

—No quiero que nos separemos, pero Douxie ya tomó una decisión—. El felino murmuró acurrucándose en la chica.

—Es que obvio que esto es parte de lo que mi padre le ordenó hacer antes de morir, sabía que no estaría de acuerdo en que él y yo estemos...—.

—Creo que lo correcto sería que hables con él antes de sacar conclusiones, ¿no crees?—. Archie se detuvo para mirarla. —Sabes que no lo harás cambiar de opinión, pero si intentarlo te dejará tranquila no te detendré—.

—Archie eres el mejor amigo que he tenido. ¿Sabes que tú y Douxie cambiaron mi vida por completo?—.

Y ella lo abrazó sabiendo que jamás volvería a reír con él, a hacerle bromas a Douxie con su compañía o a salir del castillo a escondidas a su lado.

—Sé que lograrás todo lo que quieras, y cuando seas una gran escritora no te olvides de ponerme como personaje principal—. Archie de un momento a otro se había transformado en un pequeño dragón.

—Lo prometo Arch—.

Él se marchó volando por un extremo con una sonrisa, ella supo que tenía poco tiempo porque Douxie era capaz de irse sin despedirse solo para no tener que pasar por más dolor.
Corrió por los pasillos como si su vida dependiera de eso y al doblar por algún lugar se lo encontró.
Parecía que había llorado, que estaba cansado y que no había dormido.

—Lo siento Teag—.

—Ni siquiera intentes disculparte despreciable y maldita cucaracha, ¿en serio planeabas irte sin decirme?—.

Estaban frente a frente separados por unos metros, ella con las cejas fruncidas por la frustración y él por la pena de dejarla.

—No quería hacerlo más difícil de lo que ya es—

—¿Entonces no volveremos a vernos? —.Ella preguntó con los ojos llorosos.

Creía que el único hombre que obtendría sus lágrimas sería su padre, pero después de eso Hisirdoux Casperan se llevaría el título de “la debilidad de la gran Teagan Ambrosius".

—No sé a dónde iré. Créeme que quisiera llevarte conmigo—. A kilómetros podía notarse que él hacía todo por no llorar.

—Entonces llévame—.

—No puedo Teagan, tu padre me pidió que te dejara hacer tu propio camino. Ser el aprendiz de Merlin me pone en riesgo, y también a ti si te llevo conmigo―.

Y pensaría en ella recordándolo todo, cuando hablaban y se coqueteaban toda la noche mientras se quemaban en la pasión de no confesar lo que sentían.
Apostaba que aquel día que la dejaría todos esos recuerdos lo seguirían por siempre.

La protegida Kde žijí příběhy. Začni objevovat