Lovely - Eddie Munson +18

Quédate

Los recuerdos empezaron a desvanecerse y la oscuridad se apoderó de ellos.

Ya no podía verlos en mi cabeza.

Abrí los ojos rápidamente y todo seguía igual.

Vecna tenía su mano en mi cabeza y la oscuridad se cernía sobre nosotros cada vez más.

Intenté soltarme una vez más, pero no pude hacer nada.

Un dolor inmenso me recorrió el cuerpo.

Iba a morir.

- Por favor, no les hagas daño a ellos.. -conseguí susurrar, cada vez dolía más.

- ¿Prefieres morir tú a que mueran ellos, Maddison? -dijo con una sonrisa.

- Sí, sí, por favor, mátame a mi, llévame contigo, pero no les hagas nada a ellos, deja vivir a Max y a los chicos, por favor.. -las lágrimas caían a gran velocidad por mis mejillas.

No estaba lista para morir.

Pero si eso los salvaba a ellos, me daba igual.

El dolor se intensificó una vez más.

Había perdido esa batalla.

"Si tú mueres, muero contigo, Billy"

Siempre le había dicho eso.

Iba a cumplirlo.

íbamos a estar juntos de nuevo.

- Billy.. -susurré su nombre justo antes de cerrar los ojos con fuerza, intentando aguantar el dolor como podía.

Esperé que mi corazón se parara.

Que mi cuerpo se rompiese por completo.

Nada.

El dolor se fue yendo de poco a poco.

- ¿Qué está pasando? -gritó Vecna, estaba asustado.

- Es la mente de mi diablita, ¿te crees que eres el rey aquí? siento decirte que estás equivocado, maldito cabrón. -esa voz que tanto amaba hizo eco.

Mi cuerpo cayó al suelo y pude volver a respirar con normalidad.

Y empecé a ver y escuchar con claridad.

Billy estaba ahí.

Conmigo.

- Siempre estoy contigo, Maddy. -dijo mirándome con una sonrisa.

Se lanzó sobre Vecna y rodaron los dos por el suelo.

Y una vez más la luz volvió y a lo lejos vi a los chicos.

Gritaban mi nombre.

Mi cuerpo estaba en el suelo, Eddie sostenía mi cabeza y lloraba en silencio, susurrando algo en mi oído, mientras los demás sollozaban y gritaban.

- ¡Tienes que correr, Maddy! -gritó Billy, forcejeando con Vecna en el suelo.

Yo me levanté, pero no me moví.

- ¡No puedo dejarte una vez más! -grité casi sin voz.

- Diablita, me lo prometiste, tienes que volver con ellos, yo me encargo de este hijo de puta. -dijo y mi cuerpo se movió de forma automática.

- No pienso renunciar a ti, Billy, nunca. -dije y mi cuerpo empezó a correr, con Eddie, de vuelta a donde estaba mi corazón medio roto.

- Él va a curarte el corazón, diablita, yo siempre estaré contigo, no olvides como se pelea, nunca. -dijo Billy y mi cuerpo cruzó la luz.

Un vació de oscuridad me invadió el cuerpo.

Caía a una velocidad enorme.

Hasta que mis ojos se abrieron y lo primero que vi fueron los rizos de Eddie sobre mi cabeza.

- Eddie.. -susurré con lo que me quedaba de voz.

- Joder, mierda, Maddy, estás bien, maldita sea. -las manos de Eddie recorrían mi cara mientras sus ojos buscaban los míos.

Max cayó al suelo en un sollozo y me abrazó con fuerza.

- ¿Qué ha pasado, Madds? -habló Steve con suavidad, cogiendo mi mano.

- Vecna sigue vivo, el portal vuelve a estar abierto. -susurré mirándolos a todos.

- Joder. -se quejó Dustin.

- Nos lo cargaremos, Maddy, no va a volver a tocarte ni una sola vez más. -sentenció Robin.

Yo me levanté del suelo, aferrada a los brazos de Eddie.

Me sentía segura ahí.

Mi corazón se sentía seguro con él.

- Vamos a casa. -dijo Eddie.

- ¿Y el portal? no podemos dejarlo abierto. -dijo Lucas.

- Me importa una jodida mierda el portal, Maddy no está en condiciones de entrar ahí, pienso llevarla a casa y cuando esté bien ya nos encargaremos de ese hijo de puta. -habló Eddie y empezó a caminar conmigo de vuelta a la camioneta, ayudándome a subir de copiloto.

Los chicos no tardaron en subirse y Eddie fue dejándolos uno a uno en sus casas, dejándome a mi para lo último.

- Prométeme que vas a descansar. -empezó a decir Eddie cuando aparcó delante de mi casa.

El coche de mi madre no estaba así que supuse que estaría trabajando.

Miré a Eddie y le sonreí un poco.

- Quédate. -dije sin más y él se quedó quieto, mirándome.

Su mano acarició mi mejilla y yo me acerqué a él, a su tacto.

- Maddy.. -susurró él.

- Quédate Eddie, por favor. -le pedí sin dejar de mirarle los ojos.

- ¿Por qué? -preguntó él.

Estábamos a centímetros y aun así no dejábamos de mirarnos a los ojos.

¿Por qué quería que se quedara?

- Me siento segura a tu lado, y ¿sabes qué? a la mierda, casi muero esta noche, te quiero Eddie, quiero crecer a tu lado, mejorar a tu lado, aprender a quererte como te mereces, enseñarte mi parte real, quiero que me dejes enseñarte todo de mi. -dije sin más y Eddie sonrió.

Juro que esa sonrisa me curó un poco más mi maltratado corazón.

- Vamos dentro. -susurró él.

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