Jazmín siempre se había considerado común. Había tenido una familia común, una adolescencia común.
¿Por qué diablos no podía tener una muerte común?
Jazmín estaba segura que ser atropellada y despertar en el cuerpo de la protagonista de una saga de...
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–Esto va a ser un buen problema. – Alice habló asustandome. –No les emociona que me encuentre aquí.
–No especialmente, pero no puedes culparlos.
Alice camino hasta quedar frente a mi, mientras hacia una mueca de desagrado.
–¿De que hablas? Nosotros no les hemos hecho nada, Bella– musitó ella.
–No me refiero a que ustedes les hayan hecho algo directamente, es solo que nadie la ha estado pasando bien por culpa de Victoria. Su rostro se volvió repentinamente cauteloso.
–¿Victoria? – preguntó incrédula
Asentí de forma lenta — Ha estado por aquí, le gusta jugar un juego retorcido, "cacemos a Bella", el título lo resume bastante bien.
La información pareció tomarla por sorpresa. – Necesito ver a Carlisle. – dijo en cuanto salió de su estupefacción.
–¿Cuando te irás? – le pregunté, -. No es que quiera correrte ni nada, puedes quedarte el tiempo que quieras - rectifique con rapidez.
Dios, si me estás oyendo, por favor ayúdame, ya la regué lo suficiente.
Estaba por decir algo más cuando sonó el timbre de la puerta. Miré rápidamente a Alice. Su expresión era de desagrado y cierta preocupación, lo que era extraño; nada tomaba a Alice por sorpresa.
–¡Ya voy! – grité en dirección a la puerta principal al tiempo que me apresuraba a ir hacia la puerta.
–Bella -dijo Alice con cierto rastro de frustración en su voz-. Tengo una sospecha bastante certera sobre quién puede ser y creo que es mejor que me marche.
–¿Sospecha? – repetí. ¿Desde cuando Alice tenía que sospechar algo? Es decir, ella escucho la llamada con Jacob, él dijo que venía, era bastante obvio quien llamaba a la puerta. Alice estaba evidentemente irritada por la vista de Jacob, muy irritada. El timbre sonó otra vez, dos veces, con rapidez e impaciencia.
–No tienes que irte a ninguna parte, Alice. Tú estabas aquí primero. Rió con su risita plateada, aunque esta vez tenía un matiz oscuro.
–Confía en mí. Dudo que sea buena idea reunimos a mí y a Jacob Black en la misma habitación. Me besó la mejilla velozmente antes de desvanecerse por la puerta del cuarto que tenía entendido era de Charlie y a través de su ventana trasera, sin duda. El timbre sonó de nuevo.
Bajé las escaleras a toda velocidad y abrí la puerta de un tirón. Era Jacob, por supuesto. Incluso aunque no le pudiera ver. Se había quedado a metro y medio de la puerta y arrugaba la nariz con gesto de desagrado, pero aparte de eso su rostro estaba en calma, como el de una máscara. No me engañó. Vi el débil temblor de sus manos.
–Hola -dije finalmente al ver que él seguía sin hablar.
Jake frunció los labios y continuó a la misma distancia que había mantenido con respecto a la puerta. Repasó la fachada de la casa con la mirada.
