Turno nocturno.

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Desde que abrí los ojos sabía que algo estaba mal, el lugar estaba frío y oscuro.

Me levante y no podía ver mucho, una ligera capa de niebla cubría el lugar en el que estaba.

No sabía cómo había llegado aquí o peor aún no recordaba nada ni siquiera un nombre.

Estaba en blanco.

Me puse de pie y comencé a recorrer el lugar a ciegas, esperando que no cayera o me golpear con algo.

Había una estatua era grande y vieja, era un ángel con enormes alas, parecía oscuro la niebla que lo rodeaba le daba un aspecto diabólico.

Mi corazón empezó a retumbar en mi pecho.

Camine hacia atrás sin quitarle la mirada, temía que si le daba la espalda cobrara vida y me atacara.

Pasos se escucharon a lo lejos, comencé a asustarme más de lo que ya estaba.

Entonces vi un árbol y corrí a esconderme detrás de él.

Logre distinguir una silueta en la distancia, era de un hombre alto y musculoso.

—¿Hay alguien ahí?— pregunto en voz alta, pero no quise salir de mi escondite.

No podía confiar en nadie.

—¿Hola?— volvió a intentar, su voz era profunda y diría que era de un muchacho no mayor a veinticinco años.

La temperatura comenzó a descender y él se estremeció.

Pero por alguna extraña razón yo solo sabía que bajaba no lo sentía, era extraño.

Él comenzó a alejarse pero algo me impulso a salir de dónde estaba, no quería quedarme sola, quizá solo quizá él podría ayudarme.

—Espere—dije corriendo para alcanzarlo.

—Por favor espere— él se giró y nuestros ojos se encontraron.

Sus ojos eran como el hielo un azul tan claro que casi serian transparentes.

Su test era blanca y sus labios eran gruesos y rojos.

Y era todo lo que podía distinguir en la oscuridad.

—¿Quién eres? ¿Y qué haces aquí?— preguntó y me pareció que de alguna manera se puso alerta.

—Yo...yo...yo no lo recuerdo, desperté aquí pero no recuerdo nada—

Él me miro de arriba abajo como examinándome, supongo que la oscuridad no lo dejaba ver correctamente así que saco una linterna de alguna parte de su pantalón.

—Santo Dios, ¿se encuentra bien?— preguntó asustado.

Baje mi mirada y vi que mi ropa estaba llena de sangre y rota como si hubiera estado en un accidente.

Pero no sentía nada, absolutamente nada.

Pero ese no era el problema.

—No...creo que no— dije.

—La llevare a un hospital, sígame por favor— ordeno al tiempo que se giraba y caminaba apuntando el camino con la linterna.— Por cierto soy Scott.—

***

Scott

Cuando me gire para comprobar si la muchacha estaba bien al no escuchar su nombre o algo, me di cuenta que ya no estaba.

Apunte con la linterna al rededor pero no había nada, excepto tumbas.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

La busque toda la noche pero no encontré nada, ni siquiera pisadas que me dijeran donde estaba ella.

Cuando llegue al cuarto de vigilancia del panteón y me recosté en el sillón ella vino a mi cabeza.

Llevaba unos pantalones rotos y una camisa blanca y llena de sangre, su cabello estaba enredado entre ramas y plantas, pero era de un dorado hermoso.

Y sus ojos verdes parecían vacíos y fríos.

Era tan hermosa como aterradora.

Pero algo dentro de mí estaba asustado y sentía la necesidad de encontrarla y ayudarla.

Mi teléfono sonó y apareció el nombre de mi hermana.

Lucille

Papá está bien, quiere agradecerte por cubrirlo en el panteón, ya que es difícil conseguir un guardia en el turno nocturno tqm.

En los últimos días mi padre había estado muy enfermo pero ayer no podía ni pararse de la cama por lo cual había venido a cubrirlo en el trabajo.

Podría haberlo hecho desdé que todo empezó pero no lo había visto por estar en el trabajo.

Mi hermana y yo éramos la única familia que el tenia, ya que nuestra madre había muerto de cáncer hace tres años.

Desde entonces yo era el encargado de esta familia, tenía que cuidar de Luce y de mi padre.

Tenía que ser fuerte para evitar que la familia se hundiera.

Los rayos de sol atravesaron la ventana y el golpe en la puerta me indico que el guardia de la mañana estaba aquí.

Tarde un gran rato recorriendo la mitad del panteón pero antes de poder seguir, mi celular volvió a sonar.

—Scott algo está saliendo mal te necesito en casa, ven rápido. — la voz de Luce atravesó como una daga el teléfono

Un estremecimiento recorrió mi cuerpo.

—Estoy en eso— dije cuando me recupere de la palabra.

Scott

Alguien hablo en mi mente mientras corría hacia el auto pero no le tome importancia.

Tenía que llegar a donde papá.

Más allá del amor.Where stories live. Discover now