¡Conociendo al Thousand Sunny!

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Luffy lo estaba arrastrando por todo el barco, enseñándole las habitaciones y los lugares, contando alguna que otra historia cada que llegaban a un lugar en específico.

—¡Y aquí es donde está el acuario! ¿Sabes? Una vez atrape un tiburón y lo puse en el tanque, ¡Pero el bastardo se comió a los otros peces! Como una venganza, terminamos comiéndolo en la cena—. Mugiwara contaba animadamente cada historia que tenía, mientras Zoro solo lo escuchaba y asentía con la cabeza debes en cuando.

—Ne, Luffy—. Una pregunta rondaba su mente, hace un rato, y que mejor persona para preguntar que su capitán -Del futuro- que no sabe mentir.—¿Por qué cambiamos de barco?.

No paso por alto como se tensó el otro, pero él quería saber, necesitaba saber, Luffy soltó un suspiro y se dio la vuelta para que pudiera verlo y le dio una sonrisa. —El Merry está descansando, se esforzó mucho por nosotros, se lo merece—. Dio zanjado el tema y lo siguió arrastrando por el barco.

—Y también está el gimnasio, se podría decir que es tu lugar, casi nadie va allí excepto tú—. Le enseño el espacio donde el Zoro de ese tiempo pasaba el rato (Si no es en el césped durmiendo).

—Me gusta.

—Shishishi

—¡Y el último lugar que faltaba! ¡La biblioteca!—

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—¡Y el último lugar que faltaba! ¡La biblioteca!—. Robin estaba sentada leyendo uno de los muchos libros en esa habitación.

—Hola muchachos.

—Hola Robin, ¡Ah! Recordé algo que tenía que hacer, Robin ¿Puedes cuidar a Zoro mientras tanto?—. Al recibir una afirmativa de Robin y un gesto ofendido del espadachín salió de la biblioteca dejándolos solos.

Robin le ofreció una sonrisa mientras palmeaba el asiento a su lado en una clara invitación de que se sentara en ese sitio. El otro simplemente obedeció y se sentó. — Yo, Espadachín-san, siéntete libre de preguntar lo que quieras.

—¿Por qué me tienen que cuidar? No lo entiendo, soy perfectamente capaz de ver por mi mismo, no soy un niño—. Sí, Zoro no necesitaba que cuidaran de él, muchas gracias.

—Fufufu, no es nada malo, es solo que no queremos que se pierda.

—¿¡EN EL BARCO?!—. SIP, Zoro estaba en su límite.

— Bueno, no eres de este tiempo, además tu sentido de orientación no es el mejor—. Se sonrojó un poco y aparto la mirada molesto, ella solo se rio de esto.

—Cállate—. Siseo avergonzado. —Dijiste que podía preguntar lo que sea verdad—. Ella asintió.— ¿Cómo me hice esta cicatriz en el ojo?.

—No lo sé, en efecto, nadie en la tripulación lo sabe, solo tú yo de este tiempo—. Acepto el hecho rápidamente, probablemente en alguna pelea con los marines.

Zoro ¿Eres tú?Where stories live. Discover now