Scarlett suspiró y miró a su sobrina, que la estaba mirando a ella como diciendo "no me dejes en las manos de esta loca". Un nuevo suspiro de la norteamericana le dio el impulso que necesitaba para caminar hasta el lado del conductor y abrir la puerta para sentarse.

—Lizzie...

—Me veo horrible, ¿cierto? Mejor llévame al departamento y me cambio el vestido por uno más escotado. Estoy segura de que con un vistazo a este cuerpo convenzo a _____ para que no se vaya a Londres y... —la rubia atinó a abrir la puerta para cambiar de lado con la norteamericana, pero Scarlett se apuró y la agarró del brazo—. ¿Qué haces? —Lizzie la miró sorprendida, pero recibió gustosa a su hija en sus brazos—. Vamos a llegar tar...

—Lizzie—la rubia sintió el tono de conversación seria y cerró la boca para darle paso a lo que sea que Scarlett le fuera a decir—. Mira... —suspiro—. Primero, ese vestido es el más escotado que tienes, tus pechos podrían hacerse pasar perfectamente como la bola que uso Miley Cyrus para filmar Wrecking Ball. Y segundo, tú... tú, bueno, tú y yo sabemos muy bien que si entras a ese estudio con cualquier ropa que sea, con cualquier estúpido peinado, le mueves el trasero a la rari un poco, le rozas la pierna o tan solo si quiera la miras, la tienes a tus pies para hacerte lo que tú quieras. Tan solo con un abrir y cerrar los ojos tienes a mi rarón en tus manos y...

—A mí rarón, querrás decir —aclaró Lizzie. Scarlett giró los ojos—. Además, Scarlett ... —Scarlett levantó la mano, dándole a entender a Lizzie que para ella era muy difícil hablar de estas cosas y una vez que empezaba necesitaba que la dejaran terminar. Lizzie asintió, dándole permiso.

—Pero no tiene que ser así, Lizzie. Tú tienes que cuidarla, tienes que ser la persona que tome mejores decisiones. Tienes que ir tranquila sobre ella, ¿entiendes? —Scarlett hizo una pausa para acariciar la cabeza de su sobrina—. Mira, Liz, la rari y tú han pasado por muchas cosas en poco tiempo. Quiero decir, de un día para otro pasaste de ser la bruja perra fría a la que nada más que el dinero y el poder le importaba a ser la mujer que daría todo lo que tiene por otra mujer y por sus tres hijas. En pocos meses pasaron de no tener hijos a tener dos y en casi dos años ya tienen tres, y sin contar las docenas de peleas y celos y terceros que han pasado —resumió todo de manera perfecta para después suspirar y recostarse sobre el auto—. Lo que quiero decirte es que no tires por la borda todo lo que han crecido tú y ella en este "alejamiento". Si ella se tiene que ir a Londres, tienes que dejarla ir —pasó por alto el puchero que hizo su socia y siguió hablando—. Y sé que no soy yo si digo esto, pero no me parece que el sexo sea una buena forma de empezar de nuevo, Liz —agregó—. Yo he visto a la rari sufrir en este último tiempo, te he visto a ti sufrir más que nunca y no quiero que pase de nuevo. Por eso te pido que vayan tranquilas —terminó.

Sintió la mano de Lizzie sobre su hombro, agradeciendo sus palabras—. Me gusta que seas su amiga, Scar, me gusta que te preocupes por ella —se sinceró Lizzie.

Scarlett levantó sus hombros—. No creas que aún no tengo miedo que todo esto sea una trampa para matarme y robarme mis hermosos pechos para luego encerrarme en algunos de sus freezers —le aclaró—. Pero sí, le he agarrado cariño a ese espécimen llamado rarita y su lindo y enorme rarón— ¿Qué? —Lizzie la volvía a mirar con furia.

—No creas que me voy a olvidar de la vez que salió de tu oficina toda... —miró a su hija— toda "entusiasmada" —por no decir excitada.

Scarlett soltó una sorpresiva carcajada—. ¿Por eso le diste la cachetada? —preguntó entre risas.

— ¿Y tú qué harías si Florence sale de mí oficina toda excitada? —le preguntó, indignada.

Scarlett sacudió la cabeza aun riendo—. Pobre, rari, siempre se las liga de arriba —era cierto.

No soy para ti - Elizabeth Olsen y tu (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora