52

11 0 0
                                    

Suspiré lo más fuerte que podía mientras bajaba la mirada. Esta conversación ya me estaba agobiando un poco. Empecé a jugar con mis dedos debajo de la mesa mirando de reojo a Ian que no quitaba sus ojos de su madre. Que tranquilamente estaba bebiendo el café que estaba en la mesa.

-Mamá, puedes parar. Por dios -suspiró y me miró-.
-Mira, no puedes evitar el tema. Layla... Ella... Solo fue cosa de una noche -bajó la taza-.
-Mamá, por dios... Tenía meses saliendo con el mientras yo estaba de encubierto -pasó su mano por sus ojos-.
-No la escuchaste... Tal vez le faltaba atención...
-Ya, para por dios -la miró-.
-Pues... Deberás enfrentarlo.

Levanté la mirada y seguí los ojos de la madre. Una chica alta, pelinegra, ojos hermosos. Tenía una bolsa de diseñador en el brazo mientras vestía un vestido verde que le quedaba precioso. Bajó sus lentes redondos de cristal mientras se acercaba a la mesa con pasó firme.

-Por dios -salió de mis labios y me removí incómoda en mi asiento-.
-Esto debe ser una maldita broma.
-Hola, Layla. Cariño, siéntate aquí -le extendió una silla en medio de ella y Ian-.
-Gracias -se sentó tímida-.
-Que hace aquí? -dijó Ian irritado-.
-Bueno, claramente hay cosas por hablar -sentí su mirada cuando me límite a tomar mi limonada en silencio-.
-Que hay que hablar?.
-Como que "de que"? De la boda!.
-Yo me atragante con la limonada- Lo lamento... -me estiré por una servilleta- Ustedes continúen.
-Por qué tenías que traerla? -le reprochó-.
-No soy un perro, Ian me pidió acompañarlo -dejé la servilleta en la mesa-.
-Mamá, para empezar aquí sobra está escena. Que necesidad de traer a Layla -se echó hacia atrás-.
-Ian, cariño... Las cosas no pueden seguir así -Layla pasaba sus ojos por Ian, su mamá, yo y otra vez, sentía un poco de pena por ella-.
-Por dios, yo ya lo superé.
-Huir de tu trabajo y conseguirte a una... A ella, no es superarlo.
-Bien, agradezco está comida, nada grata. -me levanté mientras recogía mi bolso- Ian, me voy a mi casa, si necesitas algo llámame... Cómo siempre, no fue un gusto -miré a la mamá de Ian-.
-Lo mismo digo.
-Layla, lo lamento mucho. De verdad.

Le dí una sonrisa con pena, me dí la media vuelta y empecé a caminar a la salida. Me giré al sentir que me tomaban del codo.

-Lo lamento, vámonos -tomó mi mano-.
-Ian, yo creo que hay cosas que faltan que hables con ella. -lo miré- Tu puedes hacer lo que tú quieras, no lo que diga tu mamá o yo. Ya eres un adulto... Pero si quieres decirle algo, es tu momento. -señalé la mesa con la cabeza- Reclamarle, decirle algo... Lo que sea.
-No, claro que no -me miró-.
-Seguro? Yo te puedo esperar afuera si lo quieres. Pero no me voy a quedar.
-No quiero hablar nada con ella... Solo deja me despido de mi mamá -me miró suplicante-.
-Estas bien. -suspiré y lo miré- Me cae muy mal tu mamá...
-Lo sé... Lo haré rápido, lo prometo -puso un mechón detrás de mi oreja-.
-Ian -se levantó la señora-.
-Mamá, para. -dimos unos pasos hacia ella, Layla seguía sentada- Esto es muy incómodo, pero más para ella.
-Ian, debes...
-No, no "debo" nada. Yo entregué lo mejor de mi en esa relación. Yo no fui la persona que falló. Yo no le fuí infiel -la miró-.
-Por qué no podemos sentarnos y mantener una conversación como los adultomos que somos. -eso me irritó y intenté soltar mi mano de la de Ian para irme-.
-Mamá, ya nos debemos ir.
-Ve, ve como te manupula!.
-Señora, que es ésa ridiculez de tener una conversación adulta cuando no para de atacarme. Que no le egrade es una cosa, pero usted no tiene ni el más mínimo derecho de pedir una conversación adulta cuando es la primera en aventar la piedra -me había acercado hacia ella, ella dió un paso hacia atrás-.
-Ian... La escuchaste? Vas a dejar que así me hable? -utilizó su tono ofendido-.
-Mamá, nos vemos luego -suspiró y cerró los ojos-.

Iba a decir otra cosa pero nos dimos la vuelta y salimos. Sentía como la sangre me ardía. Levantó los seguros del auto y entré dejando un portazo. Me acaricié los brazos y dejé mis piernas cruzadas. Solté un suspiro y cerré los ojos.

-Lo siento...
-Esta bien... Solo que no tolero a tu mamá... De verdad lo intento, pero hoy si no estaba de humor -giré mi rostro y abrí los ojos-.
-Intentaré hablar con ella... Nunca la había visto así, te lo juro.
-Trataba bien a todas tus exnovias?.
-Bueno... Layla siempre ha sido su favorita... Pero nunca nada como esto...
-Tal vez porque para ella soy "la después de Layla" y por eso -levanté los hombros-.
-Te puedo decir algo? -me miró fijamente-.
-Que?.
-Te veias muy sexy enojada... Me pusiste un poco... -se mordió el labio-.
-Ian -reí y golpeé su pecho-.
-Tenias una mirada... Uff -soltó un respiro profundo-.
-Estamos en un lugar público -le dije y miré alrededor-.
-Vayamos a un lugar  privado -tomó mi barbilla para míralo-.

Me besó tan profundamente que me aceleró la respiración. Sonreí por unos segundos y prendió el auto.

Puntos Suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora