Itachi acarició el cabello femenino con dulzura, inclinó su rostro buscando su mirada.

—Zuna... —la nombra, llamando su atención. Ella le mira con esos ojos escarlatas llenos de lágrimas. — Aquella noche que hicimos el amor, ¿también fue un plan tuyo? ¿Nunca has sentido nada por mí?

Sus palabras eran susurros, era como si tuviera miedo de saber la verdad de la respuesta en las palabras de la Senju. Desde esa noche no había dejado de pensar en ella y en lo sucedido, se supone que ambos habían expuesto sus sentimientos pero después ella lo abandonó.

El rubor sube por las mejillas de la albina aunque sorbía su nariz por las lágrimas que soltaba de vez en cuando. Ella tampoco había olvidado esa noche.

—No negaré que buscaba una manera de distraerte y tomarte con la guardia baja. —admite ella, apenada. — Era casi imposible, después de todo, en una batalla, era probable que hubiera perdido.

—Entonces... ¿solo fue eso? ¿una distracción? —inclina su cabeza a un lado, curioso. Ella niega rápidamente.

—Sabes que... yo sentía algo por ti...

—¿Ya no lo haces? —vuelve a preguntar, la acorralaba con sus palabras poniéndola más nerviosa.

—Es diferente la situación.

—No veo por qué eso pueda influir en tus sentimientos por mí.

—N-no he pensado en nada de eso... —se queja.

—¿Qué me dices del marionetista de la arena? ¿Es tu pareja ahora?

Entonces quedó en blanco, sorprendida. Era cierto que Itachi siempre fue de alguna manera, celoso, y un poco posesivo. Pero de eso ya hacía muchísimo tiempo, sin embargo, ahí estaba, dudoso y queriendo saber si ella había entregado su corazón a alguien más.

En medio de la noche, volvían a ser los mismos adolescentes que antes. No había rivalidad ni bandos diferentes, no había venganza, ni sangre de por medio. Solo eran ellos dos, mirándose a los ojos, buscando respuestas.

—Itachi... ¿estás celoso? —pregunta tímida. Itachi no parecía querer contestar la pregunta, aún así, abrió la boca para responder, pero justo, comenzó a toser con fuerza, asustando a Suzuna. —¿¡Estás bien!?

No lo estaba, era claro porque era un ataque de tos, y para colmo, al alejar su mano, pudo presenciar sangre en ella. Suzuna empalidece totalmente al ver esa escena, cayendo en la cruda realidad.

Itachi morirá en menos de cuatro meses.

Activando chakra curativo en sus manos, no dudo en meterlas bajo la polera del Uchiha y tocar la zona de sus pulmones. Itachi por fin puede respirar profundo, mirando a la Senju frente a él. Estaba tan cerca que podía reconocer que había cambiado, su aspecto era más maduro, su rostro más fino... era diferente.

—¿Cuidarás a Sasuke cuando me vaya?

—No te irás. —sentencia ella sin querer mirarlo y todavía con el chakra curativo. Itachi sonríe con ternura.

—Zuna... sé que es difícil, a mí me costó aceptarlo también... —trata de ayudarla a entender. —Soy la única familia que le queda a Sasuke, Shisui podrá estar ahí también... pero quiero que tú tengas una vida decente...

—Cállate. —ordena, sentía que volvería a llorar en cualquier momento. Estaba entrando en pánico. —¡No vas a morir! ¡No voy a permitir que suceda!

Itachi acaricia la mejilla femenina con dulzura, Suzuna le miró a los ojos justo cuando el Uchiha se inclinó para atrapar sus labios sin poder evitarlo. La había extrañado, y definitivamente, todavía tenía sentimientos por ella.

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⏰ Dernière mise à jour : Aug 13, 2022 ⏰

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𝑬𝒍𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝑴𝒂𝒅𝒆𝒓𝒂 |𝙸𝚝𝚊𝚌𝚑𝚒 𝚄𝚌𝚑𝚒𝚑𝚊|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant