Capítulo N° 7 | parte 2

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—¿Qué hicieron tan malo para que el Loco los matara así? —dijo en un susurro.

El barrendero que estaba a su lado, un hombre relativamente joven -suponía ella-, levantó un poco su máscara negra solo para encender un cigarrillo. Sopló el humo y respondió, aun a sabiendas de que en realidad Erica no buscaba una respuesta:

—Secuestraban mujeres, a las vírgenes las vendían al mejor postor, a las que no lo eran las violaban para luego alquilarlas.

Ella giró instantáneamente a ver a ese hombre a su lado, con sorpresa. Lo único que podía ver en él era sus labios y quemaduras en su barbilla, supuso que su cara estaba quemada, porque aunque todos usaban máscaras o mascarillas, era el único que no mostraba nada de él. Ni siquiera su cabello, puesto que una capucha lo cubría.

Él no la miró, continuó disfrutando de su cigarrillo y añadió:

—¿Creés que en D.E.A.T.H. se matan a buenas personas? Se elimina a la peste del país, y a veces a quienes paguen por ello.

—Creí...

—¿Que éramos los malos? —El barrendero giró hacia ella y no dudó en aclarar sus dudas—. Para algunos somos héroes y para otros somos villanos, pero sin dudas hay gente incluso más mierda que nosotros, y de esa gente se encarga Mörder.

Erica miró nuevamente las bolsas con restos humanos, giró para ver cómo limpiaban el suelo para quitar manchas. Le pareció curioso y hasta algo divertido ver a los barrenderos, tan oscuros y tenebrosos, trapear el suelo y limpiar los vidrios. Le pareció hasta irónico.

—¿Los trabajos del Loco siempre son así...? —susurró ella sin mirar a ese hombre a su lado.

—A veces. Solemos darnos cuenta cuando Wolff solo se divierte, cuando disfruta de lo que hace, cuando solo cumple órdenes o cuando está realmente enojado —dijo, y volvió a dar una pitada a su cigarrillo antes de añadir—: La experiencia nos brinda eso, poder reconocer por qué el asesino trabajó como lo hizo.

—¿Y cuál de las opciones fue...?

—¿Cuál creés vos? —inquirió él.

Ella se quedó en silencio un instante, solo miró fijo a ese hombre que cubría su boca nuevamente para luego apagar el cigarrillo y arrojarlo en una bolsita que sacó de su bolsillo.

—Bueno, no lo sé, pero conociéndolo seguro fue por placer —admitió ella con una mueca torcida.

El barrendero no dijo nada, solo se colocó alcohol en gel en sus  manos y se puso nuevamente sus guantes negros, para luego subir a la camioneta, y desde allí la miró fijo.

—Serías buena barrendera, una vez superás el asco y mantenés la mirada firme ya estás lista para esto.

—¿Terminamos?

—Queda una casa más, ustedes se quedarán con mis compañeros a esperar el siguiente auto.

—¿Vos no venís? —preguntó ella con sorpresa.

—Alguien debe terminar el trabajo —dijo con una risita y palmeó la puerta de la camioneta—: Si lo ves, decile que trate de no ensuciar las alfombras. Son difíciles de limpiar.

El barrendero se fue junto con otros dos más, y en la casa solo quedaron tres de ellos y Erica junto a sus cuatro compañeros.

La limpieza en la siguiente ubicación fue más sencilla y mucho más limpia, puesto que no había sido un trabajo del Loco o de alguno de sus compañeros, sino que había sido un buen y limpio trabajo de una profesional. Esta vez a Erica le tocó trapear el suelo y, aunque creyó ser buena en algo básico, fue regañada un par veces y debieron enseñarle cómo hacerlo correctamente. Limpió con esmero todo tal cual le decían que debía hacer, tratando de hacer un buen trabajo para poder irse más rápido de allí.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now