¿El último regaño?

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—Por favor, Liz, no sigas mintiendo que por más que trates, tu nariz no va a ser más grande que el pene de tu novia —la joven que le limaba las uñas a Florence erró un poco la forma circular que le estaba dando a la uña del dedo—. No estás celosa, estás MUY celosa, y no lo he visto en vivo y en directo, pero con lo que he visto alcanza para imaginarlo y soñarlo todas las noches —dijo muy segura.

—Scarlett...

—Además, por la forma en que caminas y por cómo te quejas al sentarte, hija mía... —Jarnett movía su cabeza de un lado hacia al otro—. ¿No les parece que esos zapatos quedarían mejor en un verde furioso? —les mostró una página de la revista a la que todas le prestaron atención menos Lizzie.

Lizzie miró a su madre—. ¿Qué pasa con mi forma de caminar y sentar, madre? —la empresaria había tratado de ser lo más discreta posible, pero al parecer había fallado.

—Bueno, cariño... —para Jarnett era obvio—. Digamos que sentarte despacito y diciendo: "ay, ay, ay, ay"... —la mujer imitó tan bien a su hija que hizo reír a Scarlett y a Florence y hasta a la joven de la manicura—... no es una buena forma de disimular el tamaño del pene de tu pareja —concluyó.

— ¡MAMÁ! —lo que menos quería era debatir el tamaño del miembro de _____ con su madre.

— ¿Es grande? —todas miraron a la metida joven que había frenado la tarea de limar las uñas de Florence para sacarse la curiosidad. Demás está decir que lo primero que recibió fue una mirada de fuego por parte de la empresaria.

—Ese no es tu proble—

—Grande no es la palabra —interrumpió Scarlett—. Es... es... GIGANTESCO. Es como si tuviera vida propia. Tendría que ser considerado como una de las maravilla del mundo —agregó señas a la explicación.

—Scarlett...

Jarnett soltó un resoplido y miró a la manicura—. Créame, señorita, que jamás en mis años de vida y con toda mi experiencia vi algo igual —Jarnett soltó un suspiro y agregó—. Impactante realmente...

—Mamá... —algo estaba por explotar y nadie se daba cuenta

—Entre Scar, los chicos del estudio y yo le hicimos un usuario en Twitter por si quieres seguirlo —contó Florence a la emocionada mujer que ya estaba tomando su celular—. El usuario es elgranrarón y tiene más de quince mil seguidores ya —explicó.

Jarnett soltó una carcajada mientras revisaba su cuenta de Twitter en su iPhone.

—Escuchen esto... —dijo la mujer—. Elgranrarón dice: "En Los Ángeles y buscando un lavadero de coches que me deje bañarme" —leyó con gracia.

—Scarlett... —Lizzie ya había visto a su amiga escribir el chiste en su celular.

El celular de su madre volvió a dar un aviso de notificación y esta vez a la carcajada de su madre se le unió la de Florence y la de la manicura que estaban mirando sus propios celulares.

—Elgranrarón dice: —esta vez leía Florence—. "Me detuvo la policía por exceso de equipaje, le dije que no traigo nada, que es solo mi peso, me dejaron seguir con la condición de que circulara por el carril de carga pesada" —cuatro mujeres estallaron de risa.

— ¡BASTA!

Las risas se acabaron así como empezaron. Lizzie había usado el cono que había hecho con la revista de megáfono para soltar su grito de silencio. Toda la peluquería sintió el grito, pero al ver que era nada más y nada menos que Elizabeth Olsen, nadie se animó a meterse.

—Lizzie...

— ¡Lizzie nada, mamá! ¡Lizzie nada! —se había enojado—. Estoy aquí hace dos horas tratando de que alguien me entienda, de que mi madre o mis dos mejores amigas, o inclusive una extraña —señaló a la manicura que corrió la cara rápido y siguió con la tarea que le tocaba— me ayuden a averiguar por qué mi archienemiga podría tener un masivo enamoramiento en mí novia, novia que, a propósito, me iba a pedir matrimonio el día que ustedes dos interrumpieron todo... —no solo la cara de Jarnett y de las otras dos chicas se desfiguró sino también la de la manicura que a esta altura iba a dejar a Florence sin uñas—. Y que ahora no quiere casarse porque tiene la loca idea de que ella no me merece y por eso le devolvió el anillo a la mujer cuya empresa es la que he querido apoderarme desde joven y que, de hecho, lo voy a hacer este lunes —afirmó sin dudarlo—. Y tendría que estar feliz, ¿cierto? —todas la miraron, pero sabían que no era que les estaba dando el pie para contestar sino más bien para que guardaran el mayor silencio posible.

No soy para ti - Elizabeth Olsen y tu (G!P)Where stories live. Discover now