Capítulo 2

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E: ¿Nos divertimos un rato? -susurró sobre su cuello y lo besó con suavidad-
__: Estoy algo cansada -dijo en voz baja y volteó para mirarlo-
E: Por favor, amor. Por mí -giró levemente su cabeza y sonrió de lado-
__: Er... -él la interrumpió-
E: Vamos, __, solo un momento, ¿sí? -ella asintió lentamente-

Erick comenzó a besarla lentamente mientras acariciaba todos los rincones de su cuerpo con sus grandes manos.
Bajó el cierre de su vestido y dejó que esté caiga al piso.

E: Soy el único que puede ver y tocar lo que hay debajo de tu ropa, no lo olvides -susurró sobre sus labios y la besó nuevamente-

La levantó y la dejó sobre la cama, mientras él se recostaba sobre ella.

E: Mi chica, tan hermosa como siempre -le susurró al oído-

Desabrochó su brasier y se lo quitó, luego, quitó su ropa interior.
Erick quitó su camisa, desabrochó su cinturón y bajó el cierre de su jean color negro.
Se pudo sobre ella otra vez y la besó mientras bajaba su pantalón y su bóxer.
Al hacerlo, entró con fuerza.
Ella gimió de dolor mientras se escondía en su cuello.
Entraba y salía con fuerza, sin importarle sus gemidos, que él sabía que eran de dolor.

__: Er, duele -dijo en voz baja-
E: Lo sé, amor, lo sé.

...

Ella despertó, y como siempre, Erick no estaba a su lado.
Él terminaba, esperaba a que __ esté dormida y se iba. Era algo de todos los días.
Pero bueno, al menos era una regla de la academia que respetaba. Porque sí, incluso en vacaciones ellos podían quedarse ahí. Las reglas eran no compartir habitación con nadie, a menos que tengan un permiso especial, no usar el celular o cualquier otro distractor en clases, pedir permiso antes de salir del salón, nadie sale de su habitación después de las diez de la noche... Cosas como esas.
La regla más importante, era no tener un contacto sexual con cualquier persona de la academia, pero como era de esperarse, es la regla más infringida que hay.
Miró la hora en su celular, faltaban unos minutos para que suene su despertador.
Se levantó, desactivó su alarma y fue al baño.
Sacó una pastilla de su cajón, puso agua en un vaso y la bebió.
Su chico no usaba protección, ella debía evitar quedarse embarazada de alguna forma. Pero bueno, al menos Erick le pagaba las pastillas.

...

X: Lo siento -dijo al chocar con ella, puso una de sus manos en su cintura para evitar que caiga-
__: ¿Otra vez tú? -dijo en voz baja y retrocedió unos pasos-

Era el chico con el que había chocado la noche anterior en el bar.

X: Perdón... Solo buscaba mi salón.
__: ¿Ahora estudias aquí?
X: De intercambio... -ella lo interrumpió-
__: Me encantaría escucharte, pero llegaré tarde si no me voy ahora -comenzó a caminar-
X: ¿Puedo saber tu nombre al menos? -dijo en voz alta, ella lo ignoró-

Después de unos segundos, ella desapareció de su vista.
Sus labios formaron una ligera sonrisa mientras negaba con su cabeza.
Al volver a la tierra, después de distraerse con aquella chica, miró la hoja que tenía en su mano y siguió buscando su salón.
Al encontrarlo, golpeó la puerta y esperó a escuchar el "adelante" para poder entrar.

X: Lamento llegar tarde.
S. J: Señor, Christopher Vélez, supongo.
C: Sí, señor.
S. J: Adelante, puede sentarse trás la señorita __ __, en la segunda fila.

__ lo miró de reojo y maldijo en voz baja, él caminó hasta su puesto mientras sonreía ligeramente.

S. J: Christopher es un estudiante de intercambio, de Ecuador, ¿cierto?
C: Así es, señor.

El Último Girasol Where stories live. Discover now