Capítulo 1

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Un Alpha avergonzado de sus errores

— Eh?
Fue todo lo que pudo decir Qi Rong ante lo que había escuchado.
Tuvo que haber escuchado mal.

Si, definitivamente oyó mal.

— Lamento haberte...acosado durante estos últimos cuatro meses por algo que no hizo. Mi error.

Qi Rong no pudo creerlo.
¿Acababa de escuchar...al mismo Dios que juro que iba a matarlo cuando lo encontrará...disculparse?

Qi Rong asomó su cabeza por el umbral de la puerta.
"Vivía" en el reino humano, en una pequeña cabaña que conectaba con un bosque, un hermoso y silencioso bosque con un río que conectaba con él.

Volteó a los costados y volvió a ver al Dios. Algo confundido.
— ¿Quién carajos te tiene de rehén?

— ¿Qué?
El Dios vio con la misma cara de confusión que Qi Rong. Doblando un poco la cabeza a su izquierda.
— No entiendo de que hablas, solo vine a pedirte disculpas.

— Ese es el jodido problema. ¿Tú, el Dios que dijo que iba a matarme como diera lugar, pidiendome disculpas?
Debes estar demasiado borracho o demasiado estúpido para haber venido aquí a pedirme solo disculpas.

— No tengo intenciones ocultas, además de pedirle disculpas.

Qi Rong se apoyó en el marco de la puerta de la pequeña cabaña mientras entrecerraba sus ojos, arrugó la nariz y lo vio de arriba a abajo.
— ¿Crees que soy imbécil, hijo de perra? ¡Obviamente tienes intenciones ocultas! ¡Los hijos de puta como tú siempre las tienen!

— ¡No! ¡De verdad no las tengo! ¡Mira! —
Dijo lo último mientras sacaba algo de su manga derecha. Era una pequeña caja de madera con un diseño de un flor. La madera parecía muy fina, y, a juzgar por lo bien que estaba pulida la figura tallada, se notaba lo cara que era.
—  Las hice para ti. Como un... un regalo.

Él le extendió la caja y Qi Rong la agarro sin ningún cuidado. Él tanteo la caja un poco hasta que se decidió a abrirla. Adentro, habían dulces. Subió la mirada para encotrase con la mirada del Dios.
— Xiānhuā bǐng?*

El Dios afirmó con la cabeza.
— No sabía qué dulce hacerte. Y pensé que te gustarían esos. Aunque en realidad, no estoy muy seguro.

— ...Es como un soborno para que te perdoné, pedazo de mierda?

— ...No pensé en eso mientras las hacía. Pero supongo que parece lo contrario.

Qi Rong suspiro algo cansado. Ya era lo suficientemente mayor como para lidiar con estas mierdas.

— Pasa.
Dijo Qi Rong mientras se volteaba para entrar a la cabaña

— ¿Qué?

Qi Rong no volteo a verlo y solo siguió caminando.
— ¿No vamos a comer estos dulces? Pasa o te dejo afuera.

El Dios se quedo unos segundos pensando. Luego entró a la cabaña lentamente, con un poco de miedo.

— ¡Cierra la puerta cuando entres! —
Le gritó Qi Rong desde la cocina.

El Dios hizo lo que le dijo, y cerró la puerta.
Se quitó la espada de la cintura y la recostó sobre la pared que estaba al lado de la puerta.

Entre el sol y la lunaWhere stories live. Discover now