-Solo quiero volverme un atardecer asi de bonito, lleno de colores y que tu te tomes el suficiente tiempo para verme. -Mis ojos se cristalizaron, mama nunca tendría tiempo para eso, lo tenía bastante claro, aunque siempre decía que su prioridad era yo, pero desde que las niñas empezaron a crecer.

-Yo quiero verte viajando por todo el mundo, no siendo parte de, el. -Murmuro.

- No estoy segura de que sea parte de aquí. -Seguí mirando el cielo. -¿Por qué tengo que sentirme un bicho raro solo por ser yo?

- La gente no esta acostumbrada a ver algo diferente.

-¿Qué tengo de diferente?

-La perspectiva que tienes de todo, de como puedes crear arte aun no teniendo ganas de vivirlo.-Me estrujo entre sus brazos.- Estoy orgullosa de ti, ahora ya eres una mujer, tu papa estaría feliz por verte asi, por ver a su pequeña oruga convertida en una hermosa mariposa sobrepasando tantos obstáculos solo para llegar a sus sueños.-Pauso.-Como el lo hizo tantas veces.

-Mejor cuéntame ¿De qué trataría tu libro? – Centro su atención.

-Trata de papa. - Quizás era la única forma de mantenerlo vivo conmigo. - Y de ti.

-Deberías mostrarme en cuanto regresemos a casa.

- ¿De verdad lo leerías? - Asintió con la cabeza.

-Es hora de irnos. -Me beso la frente y empezó a recoger sus cosas que permanecían en la arena. - ¿Qué prefieres comer?

-¿Puedo escoger?.-Me levante de golpe e intente disimular que me mareé.-¿Pero regresamos al atardecer denuevo aquí si?.-Me vestí de prisa.-Por favor.-Asintió con la cabeza y caminamos hacia la habitación.

No había lugar mas seguro que el mar en tiempos de tormenta dentro de mí. Mama se veía feliz debajo de esas mejillas rojas por el calor que estaba haciendo dentro de los lugares a la que la hacía entrar.

Algunas personas se tomaban la molestia de mirar mis brazos y mis muslos, haciéndole gestos de asco, otros por morbo. Pero aun asi seguía siendo incomodo mostrar mi cuerpo y que la gente se alejara por ello.

A mi tambien me da asco. -Murmure mientras una señora señales de la cruz al pasar a mi lado. No esperaba su respuesta, solo me juzgaba con la mirada.

-Ale. -Mama solo se rio. -¿Qué paso?

-No tolero a la gente. -Empecé a caminar mientras me cruzaba de brazos.

-Esta noche nos iremos a casa. -Me abrazo.

- ¿Qué hay del atardecer?

-Puedes ir a verlo, te alcanzaré allí. -Beso mi mejilla.

-No te pierdas. - Grite mientras me alejaba de la gente y de ella.

Los atardeceres eran la única mejor parte de mi fase de vida, el mar tan calmado y sin gente, el cielo lleno de colores rosas, azules, destellos blancos.

Me quede sentada viendo el atardecer, el sol bajando al mar. El aire estaba golpeando mi cabello. - papa estaba allí.- Me percaté que no había mejor terapia que perderme en el mar junto con los atardeceres y aun asi seguía manteniéndome en control. Al menos ellos me mostraban que eran la prueba de los finales mashermosos

-Te encontré. -Mama caminaba descalza por la arena. -Te traje algo. -Sonrío.

-El mar es increíble. -Me recosté en su hombro. – Daria lo que fuera por perderme y encontrarme aquí.

-Hablas bonito. -Mama sonrío mientras miraba los detalles del mar.- ¿De verdad te gusta derecho? -sonrió denuevo. -Debiste luchar por tus sueños.

Tambien lo creo.

-Me gusta derecho. -Mire hacia otro lado, había pasado tiempo y la carrera fluía, simplemente crecía como el agua.

-Me gusta verte tan enfocada, desde que eras una niña y perdiéramos a papa. -Pauso. -Nunca me has dado problemas, siquiera tuve que decirte para hacer tus obligaciones. -Beso mi mejilla. Nunca le e causado el mínimo ruido a mamá, pero si supiera lo ruidoso que es estar dentro de mí, por que simplemente sentí que era casa, pero creo que solo fui un mueble.

-Gracias. -Mis ojos se cristalizaron por completo, el sol ya se había ocultado.

-Debemos irnos a casa. - Asentí con la cabeza, me tomo minutos para levantarme y correr hacia el mar, caer de rodillas y empezar a reír. Mama solo me miraba desde la orilla del mar, era una simple niña en la que toda la vida a estado enamorada del mar, de aquellas estrellas que miraba lejos y les hablaba toda la noche.

Mama en el auto permanecía dormida durante el camino, mi mente estaba en otro lugar menos en la carretera, no había ruido, solo podía escuchar mi respiración, los quejidos que hacia mama por no estar cómoda durmiendo en el sillón del auto.

Necesitaba tranquilidad y cuando la tenia me daba miedo quedarme por completo sola conmigo misma, con los pensamientos más ruidosos.






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