Un par de veces miró a Adrien fumar sus típicos cigarros blancos: mariguana.
Pero jamás pensó que consumía otro tipo de sustancias y mucho menos una persona como él.
Y es que no siempre te das cuenta del los defectos de los demás.

A veces las personas no son capaces de pedir ayuda a las demás personas para salir de dónde están hundidos.

Adrien era el claro ejemplo de  una persona que jamás admitiría a alguien lo que muy en el fondo siente. Su padre le había enseñado sobre la debilidad de dejar que las personas conocieran tus más grandes anhelos y miedos.

Gabriel había preparado a su hijo para enfrentar las verdades del mundo desde su propia perspectiva. Moldeo su prototipo perfecto de una persona invencible emocionalmente y como resultado solo obtuvo algo inestable que nunca supo que hacer al momento de tener que enfrentarse al problema verdadero; enamorarse.

Adrien era un tanto imperfecto para la perfección.
Amaba con intensidad pero no sabia como hacerlo.

Marinette nunca fue lo contrario.
O al menos no todo.
Todas las personas tienen sus defectos así como sus virtudes, solo es cuestión de encontrar a alguien que sepa quererlas o quiera ayudar a cambiarlas.

Ninguno de los dos se había negado a si mismos el hecho de amar al otro. Jamás lo harían.

Adrien

¿Cuánto había pasado?, No lo sabía.
Solo entendía que había dormido un buen tiempo.

Mi mano sentía el mismo tacto y un poco en mi ante brazo sentía una respiración tranquila.
Abrí mis ojos lentamente, la habitación estaba oscura , teniendo apneas un poco de luz que entraba del pasillo atreves de la puerta que estaba entreabierta.

Miré a mi costado. Marinette estaba ahí; sentada sobre una pequeña silla, su cabeza estaba recostada en la camilla a centímetros de mi brazo. Se miraba en una posición incómoda.

¿La despierto?
No, déjala tranquila.
Pero está incómoda...

Me senté en la camilla mientras retiraba las agujas de mis brazos las cuales me inyectaban suero. Quise ponerme de pie pero un mareo repentino me hizo retroceder. Me sentía exhausto, sin fuerzas.

Levántate idiota, levántate.

Me puse de pie y me sostuve unos segundos de la camilla.

Vamos, tú puedes hacerlo Adrien.
A veces no entendía como es que por ella podía hacer cosas o al menos esforzarme por ellas.
Debería dejarla en paz en todo aspecto. Debería de dejarla libre... pero no quería.

No puedo dejar a mi más grande sueño a otras manos. Y sí eso es ser egoísta, lo sería sin remordimiento alguno.

Caminé despacio hasta donde Marinette se encontraba.
La miré por unos segundos, admirando su belleza, cómo si jamás lo pudiera volver a hacer.

La tomé con delicadeza desde sus piernas y otra mano la puse por su nuca para cargarla.
La recosté en la camilla y luego di la vuelta de nuevo para caminar lentamente hasta el otro lado. Me recosté a su lado y luego la traje hacia mi por su cintura.
Mi respiración estaba agitada por la acción, me sentía  como si hubiera corrido metros.

Debería de dormir y descansar otro rato. Acomode la cabeza de Marinette en mi pecho y acaricie lentamente su cabello, incluso esa acción se me dificultaba.

—Adrien—un susurro escapó de sus labios y una de sus manos recorrió mi torso asta mi espalda y se compacto en un abrazo mientras que la otra estaba en mi pecho.

¿Que estará soñando?.
Quizás estaba preocupada por mi.¿Se preocupaba por mi después de lo que le he echo?. Nadie lo haría. Nadie que no fuera Marinette.

Dios mío, lo siento tanto.

Besé su frente y dejé salir una lágrima.
No me mires. No quiero que veas mi debilidad , porque eres tú.

Entenderás que te amo , pero jamás te lo diré.
......

Por la mañana Marinette seguía a mi lado.
Aún no despertaba y esperaría a que lo hiciera.

Poco a poco abrió los ojos, me miró lentamente aún adormecida.

—Al fin despiertas—me burlé y la miré alzando una ceja. Sin emoción que mostrar.

—Yo—tartamudeo y después no dijo nada.

Se sentó de golpe y yo extendí mi mano rápido pero no la detuve. Por un momento sentí que se iría. No quería que se fuera de mi lado, no quería que corriera lejos de mi otra vez.

Sentí mi corazón salirse de mi pecho por el miedo, ¿Era miedo?. Si, miedo de volver a verla lejos de mi, de mi alcance.

Aún tengo que disculparme. No te...

—¿Cómo te sientes?—Me pregunto al instante interrumpiendo mis pensamientos—¿Te duele algo?—nego y acercó su mano a mi frente—¿Estás bien?—me miró directamente a los ojos. Se miraba preocupada.

Asentí—Me siento bien—apreté mis labios y luego los solté para lamerlos—Tengo hambre—Le dije con una voz tranquila.

—Hum, vamos. La cafetería está afuera en el jardín—Me aseguró con una sonrisa y se levantó para salir. Tal vez llamará al doctor..

—hey—La llame al instante en el que ella estaba a punto de hablar
—Me siento bien. Solo vamos, no quiero ningún otro chequeo ni nada por el estilo—Torci mis labios y negué con la cabeza.

Me puse de pie y justo ahí habían unas ¿pantuflas?. Suspiré.
.......

—¿Comerás eso?—le pregunté alzando una ceja. Marinette llevaba un rato jugando con su comida.

—Lo haré—respondió sin emoción alguna. Cómo si fuera algún extraño o peor que eso.

—Mari—le hablé y al instante me miró—Yo...—lami mis labios buscando como articular palabra para mi pensamiento—Quiero hablar contigo—solté con dificultad y agache mi cabeza.

—Sobre...que—apenas pudo decir y desvío su mirada a un costado.

—Sobre lo que pasó... En el bar—confesé sin pensar en nada que no fuese disculparme con ella.

—Señor Agreste—se calló por unos segundos. Así me llamaban todos en la agencia, la compañía, en mi trabajo; por el respeto de ser nada más que su jefe
—Creo que... No tuve que entrar a la habitación sin haber tocado con anticipación. Con su permiso—dijo por último y se puso de pie. Ni siquiera había tocado la comida.

—Espera, Marinette—la llamé y por unos segundos me miró. Quédate, quédate, quedate. Pisame una y mil veces si quieres, pero no te vuelvas a ir—No comiste nada, ya es un poco tarde y no deberías de marcharte sin nada en el estómago—apenas pude decir y ella apretó los labios negando, se dió la vuelta y la vi salir de la cafetería sin volver a echar una vistazo atrás, un vistazo a mi.

...

Solo mía➜+18Where stories live. Discover now