🍅🌻 → [𝑺𝒂𝒔𝒖𝑯𝒊𝒏𝒂 𝑴𝒐𝒏𝒕𝒉 2022]

➸ ... 𝑽𝒊𝒏̃𝒆𝒕𝒂「 🍅☀ ... 𝑫𝒊́𝒂 1 」

↷ 𝑫𝒊́𝒂 𝑰
「 𝐀𝐢𝐞𝐧𝐤𝐢𝐞𝐧: una misteriosa atracción que une a dos personas 」

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[ 𝑎𝑙𝑡𝑒𝑟𝑛𝑎𝑡𝑖𝑣𝑒 𝑢𝑛𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒; 𝑑𝑖𝑓𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑑𝑒 𝑒𝑑𝑎𝑑 ]

Su divorcio no había sido un proceso fácil, pero tampoco fue un suceso que le quitó el sueño. La mayoría de gente tendía a deprimirse por haberse separado de aquella persona con la que juraron convivir el resto de sus vidas para construir un futuro juntos; Sasuke sabía por boca de Naruto, su mejor amigo e intermediario entre él y su ahora ex-esposa, que ella seguía llorándole pese a que ya habían pasado varios meses desde el fulminante trámite. Esperaba esa reacción de su parte, pensó en ello antes de tomar la dura decisión; mas, eso no significaba que la incomodidad de ser el responsable de su actual sufrimiento fuera menor.

A veces se sentía un miserable porque, contrario a ella, él nunca pudo sentir el supuesto dolor de la ruptura; de hecho, tampoco se arrepentía del camino elegido. O al menos trataba de convencerse de eso todos los días.

Poco antes de la separación, Sasuke había vuelto a la costumbre de beber casi todos los días, quizás más que cuando era un adolescente ansioso por convertirse en un adulto. Se volvió un adicto a la cerveza artesanal que vendían en un pequeño bar cercano al restaurante de ramen que Naruto adoraba; era deliciosa, refrescante y, sobre todo, le ayudaba a olvidar un poco la irritación que su ex-mujer le provocaba cuando todavía eran pareja.

Volviéndose una rutina establecida de su nueva faceta de divorciado, ahora se encontraba bebiendo ávidamente mientras recordaba, de nuevo, la turbulenta relación que llegó a su fin; entre las discusiones por su (casi) nula presencia en casa, los reclamos sin tapujos, humillantes acusaciones por la falta de intimidad y absurdas quejas de su precaria actitud, el divorcio definitivamente iba a suceder tarde o temprano.

Solo lamentaba haber sido él el de la idea y quedar como el villano de un cuento en el que, tanto él como su ex-pareja, sufrieron un final amargo.

-No debería beber tanto.

Sasuke gruñe cuando reconoce la voz de esa mocosa, la hija de dueño del bar, acercándose a él; frunce el ceño en el segundo exacto que ella le observa también con las cejas juntas.

-No me molestes, niña.

No recuerda exactamente en qué momento esa chiquilla se tomó tantas confianzas con él o por qué le permite esos absurdos reclamos que poco le importaban. Si le daba cirrosis era muy su problema, no el de ella. Hinata Hyūga no es más que una intrusa en su vida; demasiado dulce y tímida ante los demás, pero que con él no existía otra cosa que no fueran regaños severos como si fuera su propia madre. Cada vez que le amargaba su rato de paz, Sasuke maldecía las lagunas que tenía del día que ella supuestamente lo encontró vomitando en el callejón aledaño por culpa de su embriaguez.

Desde entonces, y sin pedirle permiso siquiera, Hinata comenzó la ridícula 'misión' de llamarle la atención cuando pasaba de la tercera ronda de cerveza porque, según ella (él no recordaba nada porque iba como una cuba¹), después decía y hacía cosas demasiado vergonzosas como para hablar de ellas en voz alta.

Era una exagerada, pensaba. No es como si se hubiera acostado con ella o le hubiera hecho algún comentario indecente; no había sucedido, por supuesto que no, estaba muy seguro de eso. Ella no le evitaba como si realmente hubiera pasado algo entre ellos y esa era suficiente razón para confiar en el poco autocontrol que le evitaba hacer alguna idiotez cuando estaba borracho.

¿Verdad?

Haciendo una mueca por pensar demasiado en algo que no le convenía, Sasuke decidió no beber el resto de la bebida que quedaba en el vaso; tampoco dijo nada más cuando sus ojos y los de Hinata se encontraron por un par de segundos que inexplicablemente parecieron eternos, hasta que ella tuvo la osadía de apartar la mirada, azorada. Sonrió sin poderlo evitar, aunque de inmediato se dio cuenta de lo que estaba haciendo y bufó molesto.

Mocosa entrometida que le quitaba las ganas de seguir ahogando sus penas y, en cambio, le incitaba reflexionar en cosas innecesarias.

Como en que, a lo mejor, debería empezar a usar un sustituto del alcohol, por ejemplo.

¹𝐈𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐮𝐛𝐚: estar hasta el culo de borracho, básicamente.