Prólogo

50 1 0
                                    

Este libro cuenta mi historia personal, por lo tanto, no todo lo que diga en él pueda ser igual para otras personas, es solo mí experiencia.
Desde ya quiero indicar uno de los valores del libro que, al menos de entrada, no se tenga muy en cuenta: se trata de su valor narrativo. Sin faltar a la veracidad, su principal valor.
La escritura indica una cierta técnica literaria. El libro puede ser recomendado incluso como una novela (dura y realista), como la narración de un viaje. Ciertamente de un viaje <<iniciático>>, al estilo de tantas publicaciones <<antipsiquiátricas>> sobre la <<locura>>.
La seguridad social, desde mi punto de vista, empezó muy bien. No tenía quejas de ello. Me trataban bien y siempre con respeto, al menos en mi ciudad natal. Una vez llegué a Madrid la cosa empezó a cambiar. Mi psiquiatra del hospital me parecía un inepto que solo hacía que sus pacientes empeorasen, y me incluyo. La otra psiquiatra del centro de salud me parecía más de lo mismo, encima estaban compinchados y a pesar de que me dijeron cosas que eran denunciables, sabía que no podía hacer nada contra ellos, se ayudaban unos a otros.
Tengo varios diagnósticos y una discapacidad que tienen que revisarme. Aquí contaré cómo llegué al punto de bloquearme, de no fiarme de nadie, ni de mi misma.
Quiero que quede claro que no estoy a favor ni en contra de la diferencia entre la seguridad social y lo privado, considero que tanto uno como otro pueden venir bien para ciertas situaciones.
No soy una experta en psicología ni psiquiatría, quiero dejarlo claro desde el principio. Lo que digo, repito, es bajo lo que yo sufrí y mis síntomas, míos y sólo míos.
Mi familia, como la de muchos, tampoco entienden muy bien qué me pasa. A veces sentía como si no me creyesen, y eso me dolía, pero entendía que por mis síntomas y las cosas que hacía tampoco entendieran muy bien por qué hacía lo que hacía. De mi diagnóstico, no toda mi familia sabe de ello, ya que explicarles un tema complicado, ya lo era para mis padres, pero los que saben de ello creo que les asusto más que otra cosa y eso no me gusta nada, prefiero no decirles qué más cosas me pasan por el miedo de ser rechazada. Y esto es así, vivir con enfermedades mentales hace que le tengas miedo al "qué dirán", tanto amigos como familia. Te sientes culpable de tener esa enfermedad, se apodera de ti, sientes que no eres suficiente para nadie y eso hace que tus síntomas empeoren.
La psicosis es difícil de soportar, estás como en otro mundo, asustado, y sólo quieres escapar y que todo vuelva a como estaba antes. El que los psicofármacos sean tu única salvación a pesar de que te hacen daño al mismo tiempo, son situaciones que no se pueden describir. El resultado real es que se te trata como el culpable; como si se te dijera una y otra vez "sois los culpables de estar así, os lo habéis buscado" cuando no lo es.

Mi esquizofreniaWhere stories live. Discover now