Oculta entre ellos

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Tenía que escapar.
Incluso si nunca me había adentrado en este mundo, sabía que no me quedaba otra opción.
Me estaban buscando.
Fui descuidada por primera vez en mi vida, y eso casi me costó la vida.

Oculta aún en la oscuridad de la playa, esperé hasta que la fiesta que ya llevaba horas alargándose, terminase.

Incluso en la distancia, podía escuchar las risas y la música. En mi mundo ya no existía nada de eso. Esas mismas personas que se encontraban celebrando se habían ocupado de eso.

Tal vez no precisamente esos, pero sí su raza. Los humanos nos habían cazado durante décadas y por lo que sabía, era la última de nosotros.

Escondida tras unas grandes rocas observé su comportamiento.
A simple vista nadie les llamaría asesinos.
Probablemente ninguno de esos adolescentes que bailaban y bebían despreocupadamente sabía que sus antepasados antes de ellos, habían iniciado una caza contra los habitantes de las profundidades.

Yo misma crecí con historias de cómo habíamos sido perseguidos y eliminados.
Nunca permanecimos mucho tiempo en el mismo lugar.
Mis padres habían temido por mis hermanos y por mí, prohibiéndonos acercarnos a la superficie o a la orilla.

Nos mantuvimos lejos de barcos y pescadores, siempre alerta.
Sin embargo nada de eso fue suficiente.

Miré hacia el cielo. Se acercaba la hora.
Me hundí en las aguas que me habían visto crecer y nadé hacia una cueva submarina al este de la isla.

Aquella noche, durante el eclipse, me despediría de mi cola.
No podía continuar viviendo como sirena mientras los cazadores que habían capturado y aniquilado a mi familia seguían buscándome.

Escapé gracias a mi padre.
Sacrificó su vida y su libertad para que yo pudiese escapar.
Sequé mis lágrimas y me preparé para el cambio.

Sequé mis lágrimas y me preparé para el cambio

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La tormenta estalló media hora más tarde. Enormes nubarrones habían cubierto el cielo, y con ello también la luna, descargando contra el mundo con toda la fuerza de la que solo la naturaleza era capaz.

Había querido marcharme lejos. Estaba tan harto de las mismas historias de siempre, aquellas que mis abuelos y padres después de ellos contaban noche tras noche, mientras cenábamos lo que pescamos durante el día.

No quería esa vida. Me encantaba el mar y perderme durante días simplemente navegando con mi pequeña embarcación. Lo primero real que era solo mío.

Aquella noche no fue distinta, sin embargo, ignoré las advertencias de mi padre, quien tras años pescando en aquellas aguas, conocía el mar mejor que yo. Me había prevenido acerca de la tormenta, pero no escuché y ahora tendría suerte si el mar no se volvía en mi contra y me sepultaba bajo el agua.

El viento se levantó provocando olas cada vez más grandes y peligrosas.
Los rayos iluminaban la oscura noche y lejos quedaba la hoguera que crepitaba en la orilla donde se celebraba la fiesta.

Mientras trataba de mantenerme a flote, intentando contactar con los guardacostas aferrándome al timón, no me percaté de que uno de esos rayos  cayó sobre el mástil mayor, prendiendole fuego rápidamente.

Cuando el sonido de la madera partiéndose por la mitad me avisó ya era tarde.
El fuego se extendió como la pólvora.
Podía quedarme a bordo y morir quemado o lanzarme al mar y ahogarme.
Sin otra opción, salté por la borda esperando que las frías aguas adormecieran mi cuerpo lo suficiente y que el final llegara sin dolor.

Sin otra opción, salté por la borda esperando que las frías aguas adormecieran mi cuerpo lo suficiente y que el final llegara sin dolor

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Lo sentí en el agua antes de que las primeras nubes cubrieran el cielo.
Se avecinaba una tormenta y no sería pequeña.

El mar empezó a embravecerse. Se formaron remolinos a mi alrededor, arrastrándome hacia el fondo, y ni siquiera el control que podría ejercer sobre el agua podía evitarlo.

Iba a cambiar. Para cuando llegase el amanecer, mi cola habría desaparecido. Solo tenía que mantenerme cerca de la orilla para no morir ahogada cuando eso ocurriese.

Nadé contracorriente, saliendo de la cueva cuando la luna desapareció entre las nubes y el cielo estalló.

La fiesta había terminado. Podía escuchar a los humanos correr hacia sus casas mientras la lluvia apagaba la hoguera y empapaba sus cuerpos.

Contra más cerca de la orilla trataba de llegar, más adentro me llevaba la corriente, como si no quisiera perderme.

Me tragué las lágrimas que pugnaban por salir al pensar en todo lo que iba a renunciar en cuanto saliese el sol.

Un fuerte resplandor llamó mi atención.
Bajo el agua, una luz anaranjada dio visibilidad a lo que tenía frente a mí, y cuando vi hundirse un cuerpo, me paralicé.

Un humano.

El pánico recorrió mi cuerpo desde la cabeza hasta el final de mi aleta.
No podía verme.
Los recuerdos de su raza atacando y acabando con los míos aún eran demasiado recientes.

No podía salvarle. Tenía que salvarme a mí misma.

Dispuesta a hacer precisamente eso, iba a darme la vuelta cuando sus ojos se abrieron y se enfocó en mí.

Vi la sorpresa en su mirada y luego el terror cuando esta se enfocó sobre mi hombro.

No quería mirar. Sabía lo que había visto y me sorprendió cuando empezó a bracear con fuerza para atraer la atención del depredador hacia él.

No funcionaría.

El humano hizo entonces algo más.
De su bolsillo sacó una pequeña navaja e hizo un corte en su muslo sin pensarlo. Luego, trató de nadar hacia la superficie. No lo conseguiría.
El tiburón ya había olido la sangre y se había lanzado hacia él.

Antes de poder pensarlo, nadé tan rápido como mi aleta me lo permitió.
Golpeé al animal con tentáculos de agua que formé con mis manos aturdiéndolo momentáneamente. Cuando alcancé al humano, solo le permití un segundo para tomar aire antes de sumergirnos de nuevo y nadar hacia la orilla.

Al amanecer, lo peor de la tormenta había pasado.
El humano yacía inconsciente sobre la arena. La marea lo había arrastrado los pocos metros que faltaban desde dónde yo le dejé.

En cuanto a mí, ahora era uno de ellos.
Con esfuerzo, le quité la camiseta y me cubrí con ella. Después de eso me tambaleé lejos. Me alejé todo lo que pude de él con piernas temblorosas que no sabía usar, y caí antes de perder yo también el conocimiento.

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Sí, lo sé. No me he podido resistir🤷🏻‍♀️.

Espero que os guste 🥰.

El canto de una sirena (YA A LA VENTA EN KINDLE)Where stories live. Discover now