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Estar aquí, me hace recordar lo mucho que hice sufrir a mi Ángel Lunar.

¿Y?

Sé que nos creaste para estar juntas, pero... ¿Cómo puede amarme después del daño que le hice?

No tengo una respuesta para eso, KillerSun y sabes perfectamente el por qué.

Sí, estamos en la misma posición, aunque quisieras no podrías responder correctamente.

¿Y por qué me dices esto? ¿Otro acertijo? Creí que eso era de la esposa de Kieran.

No, sólo estaba pensando en que quizás tu Kara te amé a pesar del daño que le hiciste.

Eso es absurdo.

¿Por qué?

Porque...

..

..

..

—Oriente —

-Seg-El, vuelve al reino ahora que hemos derrotado a los líderes — Kara dice mientras ajusta su capa.

- ¿Y tú? ¿A dónde vas? –

-Tranquilo, iré en cuanto pueda — Le da una leve palmada en la mejilla — Dile a tu madre que tendrá algunas horas libres de acoso-

-Bien-

Seg-El emprende vuelo y Kara suspira sonriendo con orgullo al ver a su cachorro de esta manera. Sin embargo, debe dejar de pensar en él por ahora para dirigirse a un lugar del cual leyó en uno de los libros que Lena le dio cuando le enseñó a leer mejor. Decide caminar en lugar de volar y después de dos horas llega a un antiguo templo donde puede ver murales de la antigua civilización de lo que alguna vez fue Japón. Hay dragones, pero no como Alec y su pareja, son más estéticos y hermosos, con cuerpos largos. Queda fascinada con lo que visualiza y se imagina como pudieron desaparecer o si realmente existieron.

-El mal no debería entrar a este sagrado lugar-

Kara escucha una voz femenina a sus espaldas y esto la hace sonreír con malicia. Gira lentamente encontrándose con una hermosa mujer de facciones que nunca antes vio, no luce como los guerreros a pesar de tener ojos similares, es casi resplandeciente, quizás lo sea. La mujer porta una especie de túnica roja unida por el frente con un cordón, sus sandalias son de madera y no lucen cómodas, pero parece no molestarse por eso. Ella la mira con desconfianza mientras le apunta con arco y flecha.

-Te aseguro que yo no soy el mal que esperas-

-Puedo sentirlo en ti, eres malvada y tienes sed de sangre, eres quien vino a exterminar nuestra raza-

-Estamos en una guerra, y mi esposa está loca — La mujer la mira con temor ahora.

-La Reina... — La ve tragar costosamente saliva — La Reina, ¿Es tu esposa? –

-Sí, en realidad me obligó a casarme con ella, pero con el tiempo he aprendido a sobrellevarlo — Ríe entre dientes — Y para aclarar, no estoy aquí para asesinarte cómo crees, ni siquiera sabía que estabas aquí-

- ¿Y se supone que debo creer en la esposa de La Reina? –

-No, no tienes que creerme, sólo quiero que me respondas una pregunta y te doy mi palabra que me iré y jamás volveré-

- ¿Qué garantía me das de que así será además de tu palabra? –

-Me temo que sólo podrás confiar en mi palabra-

Abnormalize IIWhere stories live. Discover now