Capítulo 8

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Me aferro al cuello de su camisa, luchando por no perder el equilibrio. Mis piernas se han vuelto de hule, creo que caeré, pero como si adivinara mi estado, pasa su brazo por mi cintura me sujeta con fuerza contra su cuerpo. Hay tanta urgencia y desesperación en su beso que me duele el pecho. ¿Realmente este es el adiós? ¿No existe un mañana? ¿No hay un futuro? ¿No lo hay? Un par de lágrimas resbalan por mis mejillas y siento que el corazón se me parte en dos. ¡No quiero que se vaya! ¡No quiero que me deje! No cuando apenas he admitido lo que siento, cuando me he dado cuenta de que me enamore de él.

―No llores ―Susurra deteniendo el beso y sujetando mi rostro entre sus manos. Cierro los ojos y lucho por contener las lágrimas. Pero me resulta demasiado complicado. ¿Por qué? ¿Por qué tiene que irse? ¿Debo dejar que se vaya? ¿Debo hacerlo? No quiero.

―Robín ―Murmuro y me abrazo a él. Hundo el rostro en su pecho y aspiro su aroma.

El sentido común me indica que debo dejarle marchar. El mismo me lo ha dicho, su vida es complicada y aunque a mí no me importa lo que me pase, no puedo hacerle esto a mi madre, no puedo ser egoísta. Pero si se va, no sé qué hare ¿Qué debo hacer?

―Vamos ―Cubre mis hombros con su brazo y abre la puerta.

"No te vayas. No me dejes" Muero por decirle eso, pero las palabras se han atorado en mi garganta.

Robín me conduce por las escaleras y entonces veo a Ema sentada en la sala, al vernos y notar que lloro se pone tensa, pero niego ligeramente. Parece comprender y se queda quieta en su sitio.

―Robín... ―Murmuro al llegar al último escalón. Se detiene y pone uno de sus dedos sobre mis labios. Sabe lo que diré.

―No digas nada ―Pide con expresión compungida. Lo que aumenta mi ansiedad. ¿Esto es todo? ¿Realmente lo es? ¿Es así como termina sin que haya comenzado? ― Gracias por dejarme quedarme contigo ―Dejo escapar un sollozo y él cierra los ojos. Parece atormentado, no quiero preocuparlo, pero no lo puedo evitarlo.

― ¿Te vas? ―Pregunto con un hilo de voz.

―Si.

― ¿No volveré a verte? ―Abre los ojos y me mira con ternura, sostiene mi cara y niega. De nuevo sollozo.

―Es lo mejor, Alexa ―No, no lo es, nunca lo será― Como te dije... no puedo ofrecerte lo que cualquier hombre normal podría. A mi lado correrías peligro...

―Robín ―Se inclina y me besa. Me aferro desesperada a su cuello, intentando prolongo ese instante.

Aquella noche paso algo que me dejo marcada, aquella noche no solo le entregue mi cuerpo, sino también mi corazón. No podré olvidarlo, nunca.

Se separa y me abraza con suavidad.

―Te quiero, Alexa ―Murmura y sin darme tiempo de nada, se aparta y sale de prisa cerrando la puerta.

Mala ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora