5 | «Basorexia»

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—Es un nombre raro.

—Me gustan las cosas raras. —la intensidad con la que me miran sus ojos me hace apartar la mirada—. Y me hace parecer un tipo de negocios ¿o no?

—No importa cómo te haga parecer, la cosa es si lo eres o no.

—¿Una mierda con quien se me venga en gana? —asiento—. Supongo que sí, de todas formas, la escribí hace mucho tiempo, ya no existe esa persona.

—Te entiendo, yo...

Entonces suelta una carcajada, cortándome la inspiración del discurso que mentalemnte estaba preparando sobre cómo el tiempo hace que las personas cambien y toda esa mierda.

—No, pero en serio, ya no pienso que deba de ser una mierda solo con algunas personas.

—Ahora crees que debes de serlo con todas.

Le sonrío con suficiencia y alzo las cejas.

—Exacto. Pero siempre hay excepciones.

—A ver, ¿quiénes son esas excepciones?

Aún quedan como veinte minutos para llegar a casa, tengo que tener algo con que entretenerme y soy curiosa, mato dos pájaros de un solo tiro.

—Adivina —me reta—. Mis prioridades no cambiaron mucho desde la secundaria.

—Tu abuela. ¿Ella está...

—Sí, está viva todavía. Hierba mala es dura de matar —suelto una risita ante el comentario.

—Bien, entonces, tu abuela, tu guitarra y quiero creer que tus fans.

Él se ríe, soltando aire por la nariz.

—Te faltaron muchas cosas, fenómeno. Estoy decepcionado.

Dios, no.

—Creí que nos estábamos llevando bien, deja de decirme fenómeno.

Me mira de arriba a abajo y vuelve a mis ojos.

—No quiero.

—Entonces yo te llamaré Liam.

—No me importa —se encoge de hombros—. Ya lo haces y ¿acaso me has escuchado seguirme quejando?

Bueno, en eso tiene razón, no me rezongó más por llamarlo Liam y no Corbyn.

—Tengo dos preguntas —él no dice nada entonces continúo—. Uno, ¿Qué me faltó en tu lista de prioridades? Y dos, ¿Por qué usar el apellido de tu padre para que el mundo te conozca si lo odias?

Estoy arriesgando quebrar su buen humor con esta última pregunta. Nunca le gustó hablar de su padre, soy consciente de eso, y aunque antes evitaba sacar el tema para no hacerlo sentir mal, ahora tengo el veneno del bicho de la curiosidad corriendo por mis venas.

—En esa lista va la abuela, mi guitarra, mis fans, mi hermano, mi perro y...y ya.

—¿Qué hermano? —no, imposible.

—América se casó con un tipo de Andorra hace seis años y ahora tengo un niño de cinco años golpeándome la puerta de mi apartamento una vez al mes.

—¿Se parece a ti? Quiero decir, a cuando eras pequeño.

—Bastante, más que nada en que cada diez palabras que dice cuatro son una grosería.

Sonrío pensando en un mini Liam en la actualidad. Que ternura.

—¿Y lo de tu nombre? —Estoy jugando con fuego.

—Cuando me fui del pueblo lo hice con la idea de no volver, quería dejar toda esa gente atrás y ese nombre me recordaba a ellos, así que cuando firmé mi primer contrato discográfico lo hice con mis apellidos como nombre. No tiene mucha ciencia en realidad, pero solo pocas personas saben que en realidad mi nombre no es Corbyn.

Una canción no fue suficiente [✓]Where stories live. Discover now