-Supuestamente tu también vas con Harry como "amigos". -Spencer dice y hace comillas con los dedos en lo de amigos.

-Eso es diferente porque... -protesto y trato de encontrar algo que justifique que solo somos amigos.

-¡¿Vas a ir con Harry al baile?! -grita Logan, parece horrizado-. ¡Pero no puedes!

-No puedo ¿Por qué?

-Porque... -dice tratando de encontrar algo que me convezca pero parece no encontrar nada porque se pasa las manos por el pelo frustrado -. Olvidalo, que lo paseis bien.

Logan dice estas últimas palabras con amargura y se marcha por el pasillo sin ni siquiera dirigirme la mirada.

-Cada vez entiendo menos a este chaval. -dice Spencer.

-Dímelo a mi.

Lo malo de dejar el tema de el vestido para el último día es que cuando te pones a buscar algo decente para ponerte no encuentras nada.

Bueno pues esa soy yo.

Pensaba que igual encontraría algo en el armario pero no, ese no es el caso, debería habermelo imaginado, la cosa más elegante que debo de tener es el vestido comunión y no me pienso poner eso, además no me vale.

-Emma, cielo ¿Necesitas ayuda? -mi madre pica a la puerta y su cara muestra pánico cuando ve el desastre que hay en mi habitación.

-Si... un poco. -digo y me paso las manos por el pelo-. Resulta que en mi armario no hay un fondo mágico donde aparezcan vestidos.

-Ya sabia yo que ver las crónicas de Narnia tantas veces no te iba a sentar bien.

-JA-JA, muy graciosa, ahora se una buena madre y ayudame. -digo y le hago señas para que se acerque al monton de ropa que hay por el suelo-. ¿Ves todo esto? Vale, pues nada me sirve y no tengo tiempo de ir a comprar nada.

-Sígueme. -dice y sale por la puerta-. Creo que tengo algo.

La sigo hasta que llegamos a su habitación, ella se acerca a la cómoda y abre uno de los cajones de la parte baja. Saca una caja, la abre revelando un montón de tela blanca que cuando la levanta y la extiende toma la forma de un hermoso vestido blanco de escote corazón y cayendo el finas tiras de tela.

-Es mi viejo vestido de graduación, creo que te puede servir para un baile. -dice mientras alisa los pliegues.

-¿Lo has guardado todos estos años? -le pregunto asombrada.

-Me trae demasiados recuerdos como para tirarlo. -dice y mira al vestido con nostalgia-. El día de mi graduación fue la primera vez que tu padre me dijo te quiero. Nunca voy a olvidar ese día.

Una sonrisa triste llena mi cara cuando me imagino a mis padres de jóvenes, seguramente mi madre estaba hermosa en ese vestido, yo no le haría justicia.

-Ahora ven, voy a dejarte tan guapa que Angelina Jolie vendrá a demandarnos.

Media hora más tarde no reconozco a la persona que me devuelve la mirada desde el otro lado del espejo. El vestido se adapta perfectamente a mi cuerpo y sus telas caen suavemente envolviendo mis piernas hasta las rodillas, mi pelo medio recojido en una trenza que me envuelve un trozo de cabello y me deja el resto del pelo suelto en tirabuzones. Mis ojos resaltan con la ligera sombra de ojos dorada y mis labios son más brillantes a causa del brillo de labios con sabor fresa, realmente esta muy rico, me comería toda la barra pero mi madre me ha repetido varias veces que el maquillaje no se come.

-Cariño ¡Estas preciosa! -exclama mi madre y me estruja en un abrazo-. Te pareces a mi cuando tenía tu edad, menos los ojos, ese azul claramente es de tu padre.

El timbre de la puerta suena y me acuerdo de que Harry iba a venir a buscarme, parece ser que a mi madre se le pasa la misma idea por la cabeza solo que ella no sabe quién me va a acompañar.  Ella echa a correr hacia la puerta, yo trato de alcanzarla pero estos malditos zapatos no me dejan, no entiendo porque no puedo llevar unas converse con el vestido, seguramente antes de que acabe la noche estaré en urgencias.

-Larry, asi que tu eres la pareja de Emma... —dice mi madre y le hace gestos para que pase.

-En realidad es Harry. -él dice y se rie -. Un placer verla otra vez señora Fields.

-Bueno mama, ya nos vamos. -intento escaparme antes de que a ella se le ocurra atiborrarle a preguntas.

—Pero Emma todavía no... —ella empieza a hablar pero yo empiezo a darle empujoncitos a Harry en dirección a la puerta.

—No pasa nada ya hablareis en otro momento. —le miento un poco para poder marcharnos.

Una vez que estamos fuera Harry me repasa con la mirada varias veces y después me tiende algo.

—Estas preciosa esta noche. —él sonríe y me entrega una rosa —. Me dan pena las otras chicas, vas a eclipsarlas a todas.

—Gracias. Tu también estas muy bien. —le digo y es verdad, con su esmoquin está muy guapo. Me fijo en la pajarita verde y veo que tiene un estampado de pequeñas siluetas negras que si te fijas bien tienen forma de algo muy especial.

—¿Son patos? —pregunto y no puedo contener la risa.

—Si, un hombre tiene que afrontar sus miedos. —dice con voz solemne pero yo no puedo parar de reirme.

—Estas muy mal de la cabeza.

—Aprendí de la mejor. —bromea y me tiende un brazo—. Ahora vamos, quiero presumir de acompañante.

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