4.- Una niña me psicopatea

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Se notaba que algo cambiaba.

¿Por qué lo digo?

Muy sencillo: Se me había quedado el mapa político en mi habitación.

Había pasado toda la noche (No podía dormir) dándole vueltas a la pulsera en mi muñeca. Luego, toda la mañana dándole vueltas a la ya conocida pulsera y escrutando el rostro de mi padre (Que, por primera vez se levanto temprano e hizo un desayuno que podría decirse decente con todas las de la ley ( si es que hay leyes para el desayuno. No me extrañaría)

Y, en la puerta del colegio me acordé del dichoso mapa.

—Te ves cansada—se burló Jerusa al verme a tales horas ya sentada en el banco.

No respondí.

—Ey —insistió.

—Ey—repetí no-muy-inteligentemente.

Resopló y se fue con sus otras dos compinches a molestar a otra pobre desafortunada.

Podría hacer otro mapa en el recreo y pintarlo en clase de musica...

Pero también tenia que estudiar para el examen en una semana...DIFÍCIL DECISIÓN.

Comencé a hacer cálculos sobre cual era menos recomendable y cual afectaba más mi promedio que no me di cuenta de que el profesor de artes había llegado.

Salté cuando me llamo.

—¡Miller!—gritó.

—Ah. Mmmm...¿Sí?—murmure.

— ¿Cuanto llevas hecho?

Palidecí—. Nada.

Se encogió de hombros y volvió a meterse en su computador.

A mi alrededor, los susurros se extendían. Note la fija mirada de alguien en mi espalda.

Lentamente me di vuelta y mis ojos se encontraron con un oscuro y frio color chocolate.

Sus ojos se desviaron segundos después de contactar conmigo.

**Geez**

El resto del día se me hizo eterno.

En el recreo se me acercaron Jerusa y su pandilla, se rieron de mi y luego tomaron el mapa nuevo en el que trabajaba. Lo cortaron en pedacitos y lo echaron a la basura.

Naturalmente, la profesora de historia no me creyó cuando le dije lo ocurrido durante el recreo. Pero tampoco me anotó dado que era la primera vez que cometía una falta de responsabilidad.

Ahora estábamos en educación física, la única materia en la que me iba mal.

Mientras trotábamos, Jerusa me hizo una zancadilla. Perdí el equilibrio y trastabillé, pero no me caí.

Luego teníamos que hacer salto largo, hice con suerte treinta centímetros y me caí sobre mi trasero.

Al final de la clase, el profesor avisó prueba la próxima semana.

Definitivamente, ese no era mi día.

Ahora estaba en la biblioteca. Eran las seis de la tarde y ya había oscurecido. El tiempo pasa volando cuando lees un libro.

Entonces, escuché pisadas ligeras. Luego el sonido de una bolsa de papel al abrirse y un cántico en algún idioma extraño.

Se me puso la piel de gallina y empecé a sudar. Provenía de cerca, allí en la mismísima biblioteca.

La voz era un susurro suave y enternecedor. Atraía.

Me puse de pie lo mas silenciosamente posible y me asomé por la estantería.

Cuatro hileras de libros mas adelante. Una pequeña luz verdosa. Gritos y susurros débiles.

Avancé en de puntillas y asomé un tercio de mi cara.

El chico estaba de espaldas a mi. Llevaba una espada en mano y daba órdenes a débiles siluetas blancas que pululaban a su alrededor.

Sentí un frío aliento en mi hombro.

Tragué saliva y gire mi cabeza.

Allí, una niña de unos nueve años con el pelo amarrado en dos coletas y un vestido azul marino se aferraba a mi brazo como si fuera algo vital.

Me miró  con unos grandes ojos verdes. Sus labios se contrajeron en una sonrisa.

—Hola—susurró.

Chillé y retrocedí unos pasos, mi espalda dio contra una estantería y unos libros cayeron en el piso.

El chico se dio vuelta y reconocí los mismos ojos que me observaban en la clase de artes.

Corrí lo más rápido que me permitían mis piernas y no descansé hasta que estaba en mi habitación.

Aun allí, podía oír las carcajadas de aquella niña-fantasma.

Temo que no podre actualizar en una o dos semanas.

Se acercan las pruebas :'D

ΔMauBrownie:'3




Una vida anormal |Nico di Angelo| Pausada ;(Where stories live. Discover now