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Estoy molesto, muy molesto, me encuentro en la sala de espera comiendo una dona de chocolate que me dió Edward.
Estoy molesto con el, pues me dejó afuera esperando mientras el hablaba con el médico, me hucieron varios estudios, los cuales determinarán si puedo o no ver.
En decir verdad estoy nervioso, una parte de mi quiere ver y la otra no, existen ventajas y desventajas, también hay riesgos, los cuales me mantienen preocupado. Debería hablar con Harry, le diré lo que ocurre el me entenderá, siempre lo hace.
— Si gracias Doctor —
Gire al escuchar la voz de Edward, estoy tan, pero tan nervioso, necesito otra dona de chocolate.
— Hey mi vida—
Su saludo vino acompañado con un gran abrazo, tan lindo.
— Termine mi dona y quiero otra—
Gruñi pasando mis brazos por su cuello, recibiendo sus manos en mi cintura, realmente nos vale una mierda que digan de nosotros.
— oh no te preocupes, yo te compraré una caja entera—
—¿En verdad?—
— Si, necesito tener esa preciosa pancita. Ahora que puedas verla vas a comprender por qué la amo tanto—
Wow ¿Que fue lo que dijo?
—¿Verla? Eso quiere decir que...—
— Si amor, podrás ver—
Mi cuerpo dejo de temblar, se quedó estático sin poder mover ningún músculo. Yo podré ver, mirar todo a mi alrededor, mirar mi propio rostro, mirar a Edward...
— ¿Amor? —
— ¿Uhm?—
— es una gran noticia, ¿no estás feliz?—
Los recuerdos de un pequeño Louis sollozando pidiendo a Dios ser normal mientras chicos lo golpeaban por ser ciego. Llegó a mi cabeza, esos pensamientos... Súplicas... Si suplicas, eran súplicas, me torturaron durante toda mi vida.
— yo... Yo nunca creí poder ver... —
— Pues ahora creerlo amor, por qué en pocos días podrás mirar toda tu vida y te prometo, te prometo con todo mi corazón que haré que disfrutes esta vida de la mejor manera—
Recibí solo un pico. Ese hombre es... No exite la palabra correcta para describir a Edward Styles.
— Gracias, Gracias Edward —
— wow no agradezcas amor, lo hago por qué te amo—
Me ama, el me ama sin recibir nada a cambio, sin siquiera ser correspondido.
— Eres... Mierda Edward eres tan genial—
Salte en sus brazos sin poder controlarme. El me sujeto con fuerza, no dejando que cayera a el suelo.
