Maldijo en susurros mientras me llevaba en brazos hasta su cama donde me dejó acostada. Cerré los ojos al sentir dolor en mis ojos por causa de la luz blanca. Sentí un ligero toque en mi frente que me hizo abrir mis ojos, Giovanni aplicaba un poco de crema en mi zona hinchada.

—  ¿Cómo descubriste que eras alérgica a los estrógenos? —  Preguntó.

—  De pequeña me tomé una pastilla de las que le recetaron a mi madre cuando entró en la menopausia, ayudaban con sus sofocos de calores —  Volví a cerrar los ojos.

—  Entiendo —  Dijo mientras termino de colocarme la crema y la dejaba en la mesita de noche.

—  Te supliqué que no lo hicieras —  Susurré con voz ahogada mientras él se recostaba a mi lado —  Hace poco me dijiste que me querías ¿Era mentira? —  Pregunté recostándome en su pecho.

—  No —  Acercó mi cuerpo más al suyo —  Es complicado —  Suspiró.

—  Yo te quiero Giovanni —  Miré el reloj que colgaba en una pared que marcaba 10:00 A.M., al lado del reloj había un calendario digital, fruncí el ceño al ver qué día era. Había pasado ¿Una semana?

Acercó su mano a mi barbilla y me obligó a mirarlo, sonrió y dejó un beso en mis labios.

—  Ha pasado una semana, al inyectarse el G - 20 entras en un estado en el que estás despierta, pero no consiente de lo que haces, te llevé todos los días comida y cuando entraba a la habitación tus ojos lloraban por el cambio de luz. Supongo que tu cuerpo tampoco era del todo consiente de lo que pasaba y por eso duro tanto tiempo en que los estrógenos te causaran alergia. Por cierto no te toque, tu sola te bañaste todos los días.

Al menos mi bebé ingirió comida.

Coloqué mis manos en mi abdomen y sin duda mi bebé había crecido un poco. Decidí no pensar en la posibilidad de haberme bañado delante de él.

—  ¿Tienes hambre? —  Preguntó a lo cual asentí —  Ven, te dejaré e iré a por comida —  Dijo arrastrándome nuevamente a la oscuridad.

—  No quiero volver allí —  Susurré —  ¿Aún no confías en mí, verdad? ¿Crees que soy una traicionera? —  Me coloqué delante de él mirándolo con ojos llorosos —  Te acabo de decir que te quiero y tú me vas a encerrar en esa horrible habitación —  Sollocé.

—  Hoy nos trae noticias el investigador, así que en un rato sabré si dices la verdad. Si dices la verdad, ten por seguro que me arrastraré para que me perdones —  Me empujó a la habitación y cerró la puerta dejándome en esa horrible y agobiante oscuridad.

No sabía si el FMI había intentado rescatarnos o no, o si había intentado rescatarnos y salió mal, pero ya no podía quedarme de brazos cruzados sin hacer nada.

Me senté en el suelo y mi cabeza comenzó a trabajar a mil para crear un plan de escape perfecto.

Michelle y yo saldríamos esta noche de aquí.

***

Mi cabeza recreó cientos de escenarios que podían suceder esta noche y uno de ellos fue el que más me convenció, el cual dependía de lo que habían investigado de nosotras, necesita que el investigador no hubiera encontrado nada para poner en marcha mi plan si no todo se iría a la mierda y estaríamos más que muertas.

Coloqué una mano en mis ojos cuando la puerta se abrió y la luz del infierno entro por ella, era un martirio el ardor que sentía en los ojos cada vez que pasaba esto.

—  Ven —  La voz suave de Giovanni se escuchó por la habitación mientras agarraba mi cintura y me colocaba de pie. No respondí, no le hablé y no lo miré, ya que en mi papel estaba enfadada con él.

SOMBRAS  (+18)Where stories live. Discover now