No sabia muy bien donde colocar las manos, no quería lastimarla, pero tampoco tocar ningún lugar indebido y que se despertara y me pegara.

Guau, le temo a esta niña.

Ni siquiera era temor... es solo que no quería que se disgustara conmigo, ni mucho menos por ayudarla.

La subí en brazos hasta mi cuarto y la tendí en la cama.

-¿Quien eres? - le pregunte, sabiendo que no me respondería. Porque estaba dormida. Y dormía de una manera muy linda.

Espera, me dije, ¿Alguien podía dormir lindamente?

Sacudi mi cabeza, para despejarla de esas dudas existenciales que solo Seth podría contestar, y fui a la cocina a limpiar los vidrios que Clare había intentado limpiar, sin éxito alguno.

También tome un vaso y lo llene con coca-cola, había leído que si alguien se desmaya, debía ingerir azúcar, y nada mejor que la coca-cola.

Me dirigía a su cuarto, cuando escuche un ruido a oxido. Mi ventana estaba muy oxidada. Cuando me dí cuenta, corrí a la habitación.

- No pensaras saltar desde allí ¿O si?- le pregunte ni bien entre a la habitación, y la vi mirando por la ventana.

- Solo quería aire fresco. - dijo y se apresuro a ir a la cama. Allí se sentó, y le tendí el vaso con coca-cola.

- Bebe. - ordene, y ella tomo el vaso, y olisqueo.

- ¿Que es esto? - me pregunto, y me lo tendió de nuevo.

- Coca-cola, ¿Que si no? - pregunte aturdido. Coca-cola, la adicción de todo niño. ¿Que no la conocía?¿Donde vivía?¿En un iglu?

- Si tu dices... -dijo y tomo un sorbo, para luego tomar otro, y puso cara de asco.

-Vamos, no me digas que no te gusta la coca-cola. - dije. - Es CO-CA-CO-LA . - remarque separando la palabra en silabas.

- Pues no, no me agrada ni un poquito. - dijo y me la devolvió.

- Claro. - respondí.

Tenia un millón de preguntas en la cabeza, y no sabia por cual comenzar. Pero primero la mire a los ojos. Nunca lo había hecho hasta ahora, ella era mas bajita que yo, y recién ahora me detenía a hacer aquello.

Sus ojos eran... ¿Violetas? ¿Quien tiene ojos violetas? 

Estaba totalmente sorprendido. ¿En serio? Seguro serian lentillas.

-Adelante, pregunta. - me dijo levantando las cejas.

- Tus ojos son violetas. - le dije.

-Esa no es una pregunta, es una acusación. - me dijo. - Y uso lentillas. - respondió.

Lo sabia. Aunque eso no era todo. Podía ver como sus ojos mentían. Ocultaban algo. Esas lentillas no me dejaban ver que había en ellos en verdad.

Si había vida, como en los ojos de mi madre. O muerte, como en los de mi padre. O tal vez, no había nada de todo ello, como en los de la mayoría de las personas.

- ¿Que decías antes de... desmayarte? - le pregunte, y se sorprendió un poco.

- No lo se, no lo recuerdo. - dijo inmediatamente. - Seguro eran todas imaginaciones mías. - repuso para terminar de convencerme. Pero no lo hizo.

- ¿Porque viniste aquí? - le pregunte, pero no alcanzo a responderme. Escuche un golpeteo en la puerta, demasiado fuerte para ser de algún amigo.

Clare debería haberse olvidado las llaves. 

Pero al abrir la puerta, una fuerza me mando volando, mas bien una ráfaga de aire. Cuando abrí los ojos, unos hombres atravesaban la puerta de mi apartamento, pero no les di tiempo. Les lance a cada uno dos bolas de fuego, del tamaño de pelotas de basketball, y fui corriendo hasta el cuarto.

-Luc! - grito Amit. - ¡Vamos, por la ventana! - grito de nuevo y le hice caso. La tome de la mano, y saltamos. 

En la fracción de segundo que duro la caída, me dí cuenta de que ella era humana, así que la envolví con mis brazos para que la caída no la lastimara, y caímos ambos sobre mi espalda. Era solo un piso de altura, así que a mi no me hizo daño, pero temía que a ella si.

- ¿Estas bien? - le pregunte. 

Abrió los ojos y se puso de pie.

-Claro, vamos. - me dijo, pero miro desorientada a su alrededor. - ¿A donde? - me pregunto.

-Al metro. - dije mientras la tomaba de la mano y comenzábamos a correr.

Una vez sentados en el metro, la mire sin entender muy bien. No me había hecho preguntas, ni del fuego, ni de la caída. Ella sabia que nadie resistía como yo una caída así. Y mucho menos lanzaba bolas de fuego de sus manos.

- ¿Algo que deba saber? - le pregunte, ya que comenzaba a sospechar que ella no había llegado a mi casa sin razón alguna.

- No uso lentillas. - me dijo, pero había otras cosas que me importaban mas que el anormal color de sus ojos. - Va, en verdad si, pero no me cambian el color. Solo hace que no me reconozcan. - eso si que me tomo por sorpresa, y no la entendí muy bien.

- Amit... - le reproche, y ella suspiro.

- Vine a buscarte, ya que soy como tu. - dijo mientras encendía una bola de fuego en su mano. Inmediatamente mire a mi alrededor, pero nadie se altero. -No ven exactamente esto, no ven nada sobrenatural. Puede que vean algún destello, pero pensaran que tengo un encendedor. - dijo y me calme.

-¿Como es que Seth vio cuando lo encerré en un tornado de niños? - le pregunte sorprendido.

- ¿Nunca escuchaste que los niños tienen una gran imaginación? - me pregunto, y yo asentí. - No se que tanto es imaginación, y que tanto realidad. - dijo apagando la llama de su mano.

-¿Hay mas como nosotros? - le pregunte curioso. - ¿Quienes eran esos tipos... - seguí con mis preguntas, pero me interrumpió.

-Preguntas, luego. Ahora, escapar. - me dijo mirándome a los ojos. 

Y los suyos habían cambiado. 

Ya no mentían, no ocultaban nada. Podía ver vida, podía ver como sus líquidos ojos color violeta palpitaban, como se formaban ríos intrincados en su iris, hasta podía imaginar peces nadando en ellos.

- Tus ojos.... - comencé a decirle, pero ella los cerro.

-Mierda. - mascullo. - Se disolvieron las lentillas. - dijo y comenzó a revolver su bolso.

Me tendió una cajita, y ella saco otra de sus shorts.

-Pontelas, como has visto, nuestros ojos nos delatan. - me dijo, y se puso las suyas. - En una hora se van a disolver, nuestro cuerpo elimina todo agente extraño, al igual que se cura de cualquier cosa, como sabrás. - me dijo y sonreí.

De niño me gustaba saltar de acantilados, sabiendo que no me dolería si llegaba a darme contra una roca. Pero mi madre se ocupaba de llevarme a los que no suponían riesgo alguno para los humanos.

-¿Donde podemos ir? - me pregunto, y yo sonreí.

- A la casa de Seth. - dije y me miro con incomprensión. - Es lo suficientemente grande como para alojar a diez personas cómodamente, y sus padres nunca están. - lo cual era completamente verdad.

- ¿Que le dirás? - me pregunto.

-La verdad, el lo sabe todo. - le dije y ella abrió los ojos de la sorpresa.

-¿Que lo sabe todo?¿Como has podido contárselo? - me grito, pero antes de responderle, se abrieron las puertas del vagón.

-Vamos, luego te cuento. - le dije y la tome de la mano.

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Si, un capitulo algo cargado. Debo admitir que estoy bastante emocionada con esta dupla.

A los amantes de Irene y Raiden : Ya habra noticias de ellos, no se desesperen.

Ojala les haya gustado, espero sus comentarios aqui abajo ↓

Un besoo :D

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2013 ⏰

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