Última parte. Sin pene ni gloria.

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Casi todas las cosas del mundo suelen terminar en algún momento y lugar.

Tienen un fin.

Y esta nuestra, bueno mía, del narrador ficcional en primerísima persona y de los escasos potenciales lectores, vamos los que pudiera tener o haya tenido. 

La verdad es que ha sido un mero entretenimiento, disfrutar jugando a ratos a la autoficción y ya de paso, una práctica más, partido a partido, Bird by Bird que se dice. Andando se hace el camino y ya de paso te desplazas, son todo ventajas.

Nuestro protagonista al fin consigue echar a andar, con muchas muletas, más que extremidades y con fármacos, con los que lleva una turbia y algo sórdida relación, un romance tóxico diría una reseña de una incipiente editorial metida en este extrañísimo, casi ignoto, para mi, mundo wattpadero.

Nuestro personaje protagónico como dicen algunos ahora y quedan como muy de enterado, vuelvo a decir, consigue afrontar la situación desde varias perspectivas que se complementan aceptablemente  y a conseguido levantar un poco el vuelo.
Eso sí, no se le levanta y su novia que es una fresca, se ha ido con un podcaster al que casi le dobla la edad, estrella de Wattpad y con acento japonés.

Su psicoanalista que sabe encontrar como nadie los significados ocultos tras los conflictos del presente dice que ella hubiera hecho lo mismo.

Así que final agridulce, dramático, como la vida misma. El autor que dicen las malas lenguas es muy didáctico y en este caso y en la mayoría, no tiene nada que ver con el narrador, dice que en esta vida cuando se abre una puerta se cierra una ventana.

Strange daysWhere stories live. Discover now