Giré hacia la derecha, justo a la prolongación del pasillo. Me detuve en secó al notar aquella cabellera lavanda junto a mi hermano, pero no era eso lo que me impresionaba.

El casillero de Trunks estaba totalmente abierto, repleto de decenas de cajitas, bolsas de chocolate y sobres que parecían ser cartas. Mi hermano mantenía una mueca de sorpresa mientras que su amigo llevó una mano sobre su nuca. Él me daba la espalda por lo que no podía ver su expresión.

Tan solo podía imaginar la mía.

Bajé la mirada, al instante, en dirección a la pequeña cajita en mis manos. Mi ánimo decayó en tan solo un par de segundos. Observé los ojos de Goten en mí, el oji-azul lo había notado. Justo antes de que girará, logré ocultar en mi espalda aquel obsequio.

—¿Qué tal, chicos? —sonreí, forzadamente, ante la presencia de ellos.

—Buenos días, Gia— Trunks había saludado, sonriendo, pero yo no podía regresar el mismo gesto genuino.

Para mí sorpresa, la campanilla había sonado, recordando el inicio de las clases.

—Vaya, pero ¡qué tarde es! —exclamó el menor de nosotros, cortando aquella atmósfera incómoda para mí—. Creo que es hora de ir al aula.
Asentí.
—Yo—tartamudeé—. Yo iba hacia el baño—señalé en dirección contraria a las aulas con mi mano izquierda, mientras que la derecha seguía atrás de mi espalda.

El chico de cabellos lavanda alzó una ceja y asintió. Ambos comenzaron a caminar hacia mí, pasando a mi lado. Yo giré sobre mis pies sin darles la espalda hasta que giraron en el pasillo. Solté otro suspiro, decepcionada.

Centré la vista ante aquella pequeña montaña de obsequios saliendo del locker de aquel chico. ¿En qué rayos pensaba? ¿De verdad creía que yo iba a ser la única con la idea de dejar los chocolates en su casillero como una sorpresa? Parecía que todas habían leído mi pensamiento.

Alcé los hombros y guardé aquella pequeña caja en mi bolso, sin esperanzas.

[ . . . ]

—Aquí tienen, chicos, espero que les gusten— dije, durante el descanso, extendiendo mis manos con pequeñas bolsitas de chocolate a Hide y Kota.

Ambos chicos de inmediato se alegraron.

—Vaya, ahora tengo tres bolsas de chocolate. ¿Qué piensas al respecto, Hide? —parloteó el azabache ante el pelirrojo.

—No me sentiría tan bien después de que veas a Takeru—contestó Hide, con una sonrisa burlona.
En ese momento, una montaña de chocolates cayó en la mesa del comedor, sorprendiendo al de ojos negros.

—Creo que has superado tu récord —afirmó Yuki, juntando sus manos.

—Hmp, tampoco es como si me interese—Takeru soltó un bufido de fastidio, mientras se sentaba justo a mi lado.

Nuestras miradas se conectaron por un par de segundos que me parecieron eternos.

—Uno más… —Yuki pasó su mano justo frente a mí, colocando una cajita de chocolate en las de Takeru.

Vi una sonrisa genuina en él. Se inclinó un poco ante la castaña, agradeciendo. Observé como esa diminuta cajita la guardó en el bolsillo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 17, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La hija de Goku| Son Gia. Segunda temporadaWhere stories live. Discover now