Cuando te conocí || Lando Norris #1 ✓

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16 de julio, 2019, 10:23am.
Londres, Inglaterra.

—Listo Ada, ya esta todo arreglado —me informo la directora, mientras me extendía uno que otro papel—, las clases comienzan el lunes, aquí están tus horarios, espero que disfrutes tu estadía en Londres.

—Muchísimas gracias —respondí antes de agarrar mis horarios y salir de la oficina, no sin antes despedirme con una grata sonrisa, la primera en toda la mañana.

Caminaba por el largo pasillo blanco para llegar a la salida, mientras les contaba mi mañana ocupada a mis amigas, intentando no pasarme a llevar a ningún estudiante.

Estaba saliendo del lugar con una gran sonrisa, hasta que siento como impactan contra mi.

—Lo lamento —se disculpo.

Levante la mirada y me encontré con unos lindos ojos avellana de un chico, el cual seguramente rondaba los veintitantos. Su cabello era color negro, su nariz perfilada, y unos labios gruesos y delineados... ni hablar de su cuerpo; alto, delgado, brazos marcados y con una que otra vena a la vista.

Parecía sacado de un maldito libro.

—No te preocupes —dije mientras recogía un libro que se le había caído para devolvérselo.

—¿Nueva?

—Algo así, me mude ayer a Londres.

—Oh, entonces no conoces nada de la ciudad —murmuró logrando que niegue con la cabeza—, ¿estudias Psicología?

—Si, estoy en mi primer año, ¿tu?

—Por el tercero... un poco viejo —ríe.

—No lo pareces.

—Gracias, oh lo siento, soy Dylan, un gusto.

—Ada —respondí aceptando su mano.

—Bueno Ada, fue un gusto haberte conocido, espero volver a verte —dice antes de regalarme una sonrisa y adentrarse a la universidad.

—El gusto fue mío.

Solo me permití a sonreír, antes de bajar las escaleras y llegar a la acera, miro el GPS de mi celular, ya que necesitaba llegar a la cafetería donde pedían trabajadores, pero se me hacia un poco complicado, ya que no me guiaba muy bien.

Cuando logro ver en que calle tenia que girar, comienzo mi caminata.

El clima estaba neutro, no hacia frio, pero tampoco calor, así que solo traía un pantalón de mezclilla junto con una camisa blanca suelta y un saco de color marrón, sin mencionar, las cómodas botitas que me había regalado Selene hace ya unos años.

Cuando llego a la cafetería, la cual se alojaba en la esquina de la calle, me permito a observarle el exterior.

Las paredes eran de ladrillos pintados de un color negro opaco, aunque no se veía apagado, ya que en sus ventanas, se ubicaban unas lindas flores con diferentes tonos morados, sin mencionar el banco color blanco que estaba apoyado a la pared, dándole un toque rustico.

Tenia una vibra a Harry Potter.

Respiro suavemente y me adentro al lugar. Inmediatamente, mi nariz percatan ese rico aroma que tanto me encantaba, el del café, aunque este estaba un poco diferente, ya que se mezclaba con el olor de las flores frescas.

Cuando mi vista comenzó a recorrer la cafetería, no podía sorprenderme mas.

Sus colores principales eran el marrón, beige y negro, los cuales estaban en todas partes; decoraciones, instalaciones, uniforme, mesas y sillas. El mostrador era una barra, donde se encontraban diferentes tipos de maquinas para preparar café, chocolate, etc.