capítulo 26

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     Dylan salió por la puerta y escaleras abajo, cogio la moto y se marchó, solo condujo no paro en ningún momento solo intentaba recopilar todo lo que le había dicho, pero por qué no apoyarla e intentar creerla quizás estuviera diciendo la verdad y era fácil de saberlo tan solo tendría que hablar con su padre y si todo era cierto, el quedaría como un tonto y echaría a perder lo que sentía por ella.

***

     Hera estaba llorando, empezó a guardar sus cosas tenía que salir de allí cuanto antes, había confiado en alguien en quien creía poder hacerlo y se llevó un dolor en su corazón que le dolía como si se lo hubiera arrebatado algo, bajo por las escaleras y vio a Prieto la miro y en ese momento él se dio cuenta de que ella sabía todo sin haber hablado con ella, se despidió con un adiós y se alegró de que no hubiera nadie más en la casa para no tener que dar explicaciones, Prieto debía de arreglar lo que había pasado tenía que proteger a esa chica.

     Hera iba camino a la estación, Dylan llegó a su casa, saco el móvil de su bolsillo su padre le había estado llamando.

     —¿Papá me has llamado? —preguntó cuando al abrir la puerta y lo vio.
     —Si, quería hablar contigo.
     —Vale dame cinco minutos, subo a ver a Hera y bajo.
     —Dylan, no está, se marchó hace un rato.
     —¿Cómo que se ha marchado?, ha salido.
     —Diría que no, llevaba su macuto, así que yo diría que se ha ido.
     —Y todo esto es culpa mía por no confiar en ella.
     —Hijo tengo que hablar contigo.
     —¿Y yo papá?
     —Dylan empieza tú.
     —Quiero ser muy breve porque quiero ir a buscarla, el tema es que se ha ido por qué me ha confesado una cosa y no la creí a parte me ha dicho que tú conoces a su familia, y no se que pensar.
     —Lo que me temía, está chica te quiere, y te lo digo porque si no, no te hubiera contado nada y si, es verdad que conozco a su familia desde que tengo uso de razón junto con tu Abuelo y el padre de tu abuelo y todo lo que te ha contado es cierto, pero no te quedes hay pensando sal a buscarla, ya aclararemos lo demás.

     Dylan cogió su moto y se fue a la estación de tren y ya fue tarde, Hera ya se había ido, la había perdido por diez minutos. Se marchó a casa preparo algunas cosas, su madre pregunto por ella, le contó un poco por encima quería llegar antes que ella a Marsella, su hermano le deseo suerte y su madre lo abrazo, cogió su moto y se puso en marcha, tardo tres horas en llegar, así que a Hera le quedaba unas dos horas para que llegara a su destino, Dylan se fue a pasear a la orilla de la playa justo al mismo sitio donde la vio por primera vez, y pensó que Hera ya estaría en su hotel.

     Hera ya en su hotel se sentía muy mal, como podía a ver confiado en él, sentía que podía hacerlo y no se espero como pudo huir de ella, necesitaban despejarse así que salió a la terraza y al ver el mar le entraron ganas de salir andar por la orilla. Se quitó las sandalias y empezó a pasear, pensó en su padre necesitaba tener alguna visión más y saber si estaba vivo, tenía que hablar con su madre y decirle lo que ella era capaz de hacer, aunque pensará que como madre lo intuía, pero necesitaba contárselo, y respecto a Dylan, respecto a el solo tendría que olvidarlo.

     Hera estaba en la orilla del mar cuando un chico se acerco por detrás.

     —¿Qué haces aquí tan sola?
     —¿Dylan?¿Que haces aquí?, no te tengáis que haber molestado en venir.
     —Lo siento Hera, me he portado como un idiota, te tenía que a ver creído.
     —¿Pero?
     —No digas nada, cuando llegue a casa y no estabas hablé con mi padre y me dijo que si era cierto y que os conocía, fui a buscarte, cuando vi que el tren ya había salido me vine en mi moto, así que aquí estoy.
     —Debes de estar agotado, venirte en moto desde allí.
     —Un poco la verdad, pero ha merecido la pena.
     —Te apetece cenar algo.
     —Pues ahora que lo dices, si.

     Hera y Dylan fueron a cenar a una hamburguesería que había por allí, estuvieron hablando de lo que podía hacer su madre y de cómo se sentía ella y le contó lo de su padre y el porqué sentía que seguía vivo y ahí fue cuando entendió el por qué decía que su padre no estaba muerto.

     —Dylan, ¿dónde te irás ahora?
     —No sé ¿Por qué?
     —No, ¿me preguntaba si querías quedarte conmigo?
     —¿Dónde, en tu habitación?
     —Si, no me malinterpretes, es por si quieres descansar, pero si tienes donde ir, como si no hubiera dicho nada.
     —No, la verdad es que no tengo donde pasar la noche. —Eso no era del todo cierto, pero prefiero quedarse con ella.
     —Pues si quieres quedarte no me importaría.
     —Estaré encantado —los dos después de cenar se dirigieron al hotel.
     —Si quieres te puedes dar una ducha.
     —¿No te importa?
     —Para nada. —Dylan cogió su macuto y entró en el baño una vez terminado le preguntó a Hera si no le importaba que saliera sin camiseta y eso a ella le daba igual, le gustaba verlo en todo su esplendor.
     —Ahora la que se va a dar una ducha soy yo, que estoy molida —dijo cuando Dylan se sentó en el sofá y ella al verlo se ruborizó y se le aceleró el pulso.

     Hera salió y se tumbó en la cama junto a él, Dylan estaba tumbado en la cama con el torso descubierto y los brazos por detrás de la cabeza y mirando a la tele, cuando Hera salió y se tumbó en su lado de la cama, él apagó la tele.

     —No te preocupes puedes seguir viéndola, no me molesta.
     —No, pero yo prefiero hablar contigo.
     —Y ¿de qué quieres hablar?
     —Tengo una curiosidad.
     —¿A si?, Dime.
     —En algún momento me vistes a mi, me refiero si tuviste alguna visión donde estuviera yo.
     —Si te soy sincera, no.
     —¿Puedes elegir lo que ves?
     —No, eso no se elige, las visiones me vienen solas, a veces para bien y otras no tanto.
     —¿Cuando te refieres a no tanto?
     —Te puedo contar alguna, como por ejemplo… un día en el instituto estaba en clase y se metían mucho con un compañero, pasaron los días y tuve una visión, ese compañero con el que se metía quería suicidarse, logré ver cuándo lo haría y dónde, conseguí evitarlo.
     —¿Cómo?
     —Pues fue muy curioso, porque se iba a tirar de una ventana en una cuarta planta era el baño del instituto que siempre dejaban abierto, al terminar las clases, yo me cole en uno de ellos, con la puerta cerrada y una persona entró, me asome vi que era él y salí, me dijo que hacia allí, le dije que me dolía mucho la barriga, me dijo que hacia media hora que terminaron las clases y yo le dije que era urgente y no podía irme sin ir al baño, a lo que me dice que me vaya y él no me iba acompañar, se quedaría allí, le dije Rayn no merece la pena suicidarse por unos sinvergüenza que tienes como compañeros, ellos no valoran a las personas como tú, que saques esas notas no les da derecho hacerlo, el que te insulten tampoco tienen derecho a eso, pero tienes que ser valiente, yo te ayudaré y sacarás valor para contestar si hiciera falta, sé que no es fácil, échale valor a la vida tu dentro de quince años serás alguien en este mundo y ellos probablemente no serán nada, así que por favor ven conmigo y no lo hagas.
     —Se quedó blanco, no se creía que yo sabía lo que iba hacer y se marchó conmigo, desde entonces me lo agradece cada año.
     —¿Y seguís teniendo contacto?
      —Si, por teléfono, hablamos me cuenta cómo le va, tiene novia, y está estudiando para ingeniero, a lo cual los otros no acabaron muy bien.
     —¿Siempre es así?
     —(Risas) bueno hay cosas peores, con ocho años vi como se estrellaba mi padre con su moto.
     —Ostras ¿En serio?
     —No pongas esa cara, nunca encontraron en cuerpo, yo sé que está vivo, por eso el comentario que te hice el otro día, vi como un coche choco con su moto cayó al agua, poco tiempo después soñé con él y no me quedé tranquila y sabiendo lo de mi familia pensé que él se fue por algún motivo para protegernos y no se pero intuyo que nos ve de vez en cuando.
     —No me malinterpretes pero ¿Es emocionante sentir todo lo que ves?
     —Ya he aprendido a vivir con ello, pero cuando eres pequeña cuesta entender lo que te pasa, pero hay estaba mi bisabuela, me tuvo al tanto de todo.
     —¿Y qué edad tiene?
     —¿Mi bisabuela? si no me equivoco ahora tendrá unos setenta y ocho años no es muy mayor, quiero decir que esta súper bien si la vieras esta súper ágil, no parece que tuviera esa edad.
     —Es joven.
     —Si lo es, tuvo a mi abuela muy joven y mi madre a mí me tuvo con mi edad, además como se cuida mucho tiene un aspecto increíble.
     —Todo lo tuyo es increíble.
     —Bueno es una familia peculiar.
     —Vaya.
     —Buenas noches Dylan.
     —Buenas noches.


Magia y DESTINODove le storie prendono vita. Scoprilo ora