Capítulo 2: Buscando ayuda.

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—¿¡Tú... tú... tú qué!? Habla de una vez por todas mensa terrícola! —Dando pasos largos se acercaba hacia mi persona haciéndome sentir intimidada, retrocediendo conforme a como él se iba acercando, traté de correr, pero en un rápido movimiento me tomó agresivamente del antebrazo evitando mi escape.

—¡Ay, suéltame me lastimas! - - Me queje intentando zafarme de su intenso agarre—¡No sé cómo has llegado aquí, no tengo idea! — exclamé nerviosa.

Apretó más mi brazo haciéndome soltar un pequeño grito de dolor para tomar mi mentón con su mano libre.

—Te haré tragar fuego si no respondes a mi pregunta—Pronunció cada palabra de una forma muy espeluznante, un escalofrío me recorrió las espina dorsal.

Concentré toda la fuerza que tenía en mi rodilla golpeando su entrepierna, finalmente me soltó cayendo de rodillas al piso haciéndose bolitas sobre este, con el tiempo suficiente para huir por mi corta existencia.
— ¡Estúpida mujer! —Gritó rabioso.

Llegué directo a mi habitación poniéndole el cerrojo a la puerta, para evitar que ese psicópata loco no me hiciera "tragar fuego", estaba completamente aterrada y más aun sabiendo que realmente si podría hacerme cenizas en cuestión de segundos... Golpeaba agresivamente la puerta desde afuera, con un último golpe su puño hizo un orificio por donde se mostró su mano, al instante me alarme aún más y opté por encerrarme en el baño de mi habitación, escuchando los mismo golpes y patadas desde afuera, respiraba hondo y exhalaba intentando regular mi respiración y los latidos de mi corazón, que si continuaba latiendo de forma tan rápida y dolorosa podría darme un infarto letal. No tenía ni idea de cómo podía salir de esta, jamás pensé que esto llegaría a suceder, siempre imaginé que si tan solo él existiera estaría a mi lado amándome, no poniendo en riesgo mi existencia, eso eso no lo habría deseado nunca.

—¡Abre la puerta o la derrumbaré, estúpida, tú decides! — Escuchaba como gritaba desde afuera aumentando más el temor que sentía, mi cuerpo parecía una gelatina de tanto temblar.

No articulaba sonido alguno, tapaba mi propia boca evitando que mi acelerada respiración no resonara por todo el baño. Saqué mi celular del bolsillo y navegué entre todos los contactos que tenía, a ver a quien podría pedir ayuda, ¡más que obvio era el hecho de que nadie podía!, ninguna persona normal se igualaría en fuerza o velocidad a ese demente, ni la mismísima policía, deslicé mi dedo por la pantalla buscando hasta llegar con el número de Helena... Llevando el celular a mi oreja escuchaba el repique de la llamada, acompañada de los gritos y golpeteos generados por el infeliz que estaba afuera del baño.

Finalmente cayó y escuché al otro lado de la línea la adormitada voz de Helena —Hola... ¿Qué sucede, kila?...
¿Sabes qué hora es?... Espera un momento ¿Quién está gritando?—Cuestionó seriamente.

Mi labio inferior temblaba y finalmente hablé —H-helena, no sé qué hora pueda ser, pero es urgente que me ayudes— hice una pausa intentado respirar, para alejar las lágrimas que amenazaban con salir Algo extraño sucedió.

—¡¿Qué sucede, kila, quien está gritando?!, ¡Dime! — Agregó de la misma forma pero con más preocupación.

Respiré hondo—Permíteme que te resuma lo que pasó.

-Sí, porque estoy muy confundida— Respondió.
—-Bien—dije—todo comenzó hace un rato, yo estaba sentada en el jardín trasero con la laptop robando el wifi del vecino, estaba a punto de llover pero igual seguía afuera, descargaba algunas fotos de androide 17 por internet, sabes, como siempre.

—¡Kila, al grano!—Helena exaltada. me reprendió

—Bien, bien, me alejé para buscar un vaso de agua cuando un relámpago la impacto, había dejado una imagen de diecisiete puesta― Golpes y gritos resonaban desde afuera interrumpiendo mi relato—corrí hacia ella para ver si estaba bien, pero una fuerza extraña me empujó hacia el otro lado del jardín—Vociferaba grosería tras grosería, golpeaba una y otra vez la puerta hasta el punto de hacer temblar las paredes—una luz blanca me dejó ciega por unos segundos, aquella que se coló por toda la zona. ¡Abre la maldita puerta, imbécil!— gritó.

Mundos Paralelos...N°17.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora