1. Miedo

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Tengo miedo.

Tengo miedo de mí mismo.
Tengo miedo de lo que soy capaz de transmitir.
Tengo miedo de mostrar
ese interior que nadie enseña.

Tengo miedo de salir a la calle
y que mis pensamientos
se los lleve el viento.
Nadie merece tener mis miedos.
Nadie merece sentirse así.

Tengo miedo a dormir.
¿Despertaré? Eso se espera.
Pero, ¿y sino? ¿Lo sabré?
Tengo miedo a la oscuridad.
Espero que haya luz.

Tengo miedo a hablar.
¿Me escuchas? ¿Me oyes?
¿Qué dije? No importa.

Tengo miedo a amar.
No fui suficiente.
No fui lo que esperabas.
No fui esa persona.
No tenía lo que querías.

Veo un cuervo en la ventana.
Está posado sobre el marco.
Me mira.
Me observa.
Me oye.
Me analiza.

Tengo miedo.

Intento que se vaya,
grazna y aletea en el lugar,
pero no huye.

No me tiene miedo.
Ya me ha ganado.

¿Por qué no le doy miedo?
¿Acaso es ciego?
No. He notado su mirada.
Me ha desnudado.

El cuervo alza las alas
y se va como vino.
Ojalá los miedos se fueran
de esa misma manera.

Se le ha caído una pluma.
Qué negra es.
Casi puedo ver el vacío eterno en ella.
Casi puedo sentirlo.

Sin embargo es suave.
Agradable al tacto.
Firme como el animal.
Valiente, fuerte.

Saco el tintero y mojo la punta.
El papel en blanco se llena de trazos,
palabras, oraciones, sentimientos.

He perdido algo.

He perdido el miedo
a vivir de las palabras,
porque ellas me alimentan.

He perdido el miedo
a amar sus trazos
y repetirlos.

He perdido el miedo
a la página en blanco.

He perdido el miedo
a la oscuridad,
porque toda luz
tiene un trazo de noche.

He perdido el miedo
a escribir en ellas "Tengo miedo",
porque el miedo es como ese cuervo.

Viene,
se sienta,
te amenaza con la mirada,
te cambia
y se va.

Pero siempre deja un recuerdo.
El recuerdo de que el miedo
y la oscuridad
es como la escritura.

Te acompañan todos los días,
hasta que te conviertes en ese cuervo
y dejas tu pluma sobre la ventana
de otra persona cuya alma dice:
"Tengo miedo"

INNER MEWhere stories live. Discover now