Si indagaba en sus recuerdos, Hyungwon no podía pensar en una situación que lo hubiera agobiado a tal extremo como la que tenía delante. En realidad había tenido una vida pacífica y ordinaria como cualquier ser humano, nunca había destacado en algún sitio, tampoco le gustaba meterse con nadie y generalmente se quedaba fuera de cualquier polémica, no le causó problemas grandes a sus padres ni a nadie a su alrededor, pero en ese momento estaba literalmente a punto de presenciar la muerte de la persona que amaba, en manos de un ser sobrenatural que no sabía por qué estaba ahí.
Su cuerpo estaba temblando como una gelatina y luchaba por respirar mientras sentía los escalofríos recorrerle cada milímetro, sus piernas parecían pesar toneladas y su garganta ardía por querer expulsar palabras que no salían, sin embargo se las arregló para reunir todas sus fuerzas y gritar.
—¡No lo lastimes! —dijo hiriendo su garganta en el proceso. —¡Por Dios, no lo lastimes! —susurró antes de caer de rodillas frente a Wonho, pegando la frente en el suelo. —Haré lo que quieras, pero déjalo ir. Él no... Tú no puedes... Y-yo...
Su voz se quebró en medio del llanto, el dolor de su pecho y los suspiros que amenazaban con ahogarlo en agonía.
Wonho miró al humano arrodillado frente a él, y la mano que estaba a punto de asesinar a HyunBae aflojó su fuerza hasta que la daga de fuego azul desapareció. Entonces el desmayado HyunBae fue dejado en libertad, y el cuerpo inerte se deslizó por la encimera de la cocina y cayó al suelo provocando un estruendoso sonido que alertó a Hyungwon y lo obligó a levantar la mirada.
Tan pronto como vio a HyunBae en el suelo, se levantó y se apresuró a acercarse para revisar sus signos vitales, pero todo parecía estar bien. Aparte del golpe por caer de la encimera, no había ni un sólo rasguño que lamentar y de alguna manera eso alivió el corazón de Hyungwon.
Su corazón había sufrido estragos por culpa de HyunBae, estaba tan dolido que podía decir que incluso lo odiaba, sin embargo él fue una persona importante para Hyungwon durante años, además pronto tendría una boda, una familia y muchas cosas que, aunque no se cumplieron a su lado, quería que HyunBae las alcanzara.
Por mucho que su corazón estuviera dolido, él no podía ser la causa de que alguien más le pusiera fin a una vida que no era la suya. Si algo le pasaba a HyunBae por él y en su casa, ¿cómo podría vivir tranquilo después de eso?
¿Qué clase de ser humano sería si dejara que alguien muriera de esa manera en su propia casa?
Mientras Hyungwon trataba de poner en orden sus pensamientos, sosteniendo a HyunBae, recordó a Wonho y volteó para mirarlo. No esperó que el mayor también lo estuviera viendo, con una cara inexpresiva.
Las llamas azules de sus ojos todavía eran un poco visibles pero en menor cantidad, y cuando sus miradas chocaron, las llamas simplemente se extinguieron como si nunca hubieran estado ahí.
—Wonho... —susurró tratando de ponerse de pie, y extendiendo sus manos en señal de rendición. —Por favor, no hagas algo como esto enfrente de mí, nunca más. —suplicó. —Esto...
—Quería hacerte daño. —dijo su voz ronca y firme.
Hyungwon suspiró agobiado. Claro que entendía esa parte, pero él no era un asesino como para estar de acuerdo en acabar con HyunBae.
—Sé que me estaba haciendo daño, pero matarlo no iba a solucionar mis problemas. —respondió frustrado. —Sólo iba a crear problemas peores para mí, ¿lo entiendes? ¿También vas a reaccionar así conmigo? —cuestionó abrazándose a sí mismo. —¿Por qué no me dices lo que quieres y te vas?
Wonho miró a HyunBae en el suelo y luego a Hyungwon, para finalmente apartar la mirada.
—Si él te mataba, ¿no sería un problema más grande? —cuestionó ignorando sus preguntas. —Si eres capaz de interferir en los asuntos de un inmortal y detenerlo, ¿por qué no eres capaz de alejar gente como él de tu vida?
YOU ARE READING
It Will Rain
FanfictionDesde niño Hyungwon siempre fue muy valiente, tanto que parecía que no había absolutamente nada que lo asustara, pero eso pasaba porque era muy bueno escondiendo su mayor miedo: las tormentas. Él no recordaba cuando ni donde había empezado esta fob...
