¿Realmente tenía el valor para reprocharle lo que fuera que le diera la gana hacer? Después de su historia, de lo que los había separado. Él los separo. No les dio una oportunidad a lo que habrían tenido.
Siente la mano de Kuroko apretar su brazo para que vuelva en su mente, automáticamente lleva la suya a la que le sostiene, anclándose de la calidez del peli celeste para poder hablar nuevamente.
—Lamento si mi presencia anteriormente le molesto. Asi que me disculpo nuevamente por eso— dijo con decisión, sin apartar la mirada un segundo —No veo porque mas necesite algo de mi ahora, así que; si no le importa, me marcho—
Seijuuro no se dio cuenta, pero sabe que Kuroko sí. Su mano se hallaba alzada en dirección de donde Kouki había desaparecido con rapidez. Sus palabras grabadas en su mente como fuego y con esa habilidad suya de poder ver lo que la mayoría no, lo noto; el sonrojo por aguantar el llanto, el dolor cristalino en la mirada café clara, cada musculo de su rostro trabajando extra para evitar mostrar el profundo dolor que lo embargaba.
Quería decirle algo que lo reconfortara, evitar se marchara con todo ese dolor apretando su corazón. Pero no pudo.
Lo dejo ir y con ello todas esas sensaciones que también había guardado, los recuerdos de sus largas charlas, de las promesas que hicieron juntos.
—Nada eso te es necesario— se dijo a si mismo. Obligado sin embargo a limpiar las lágrimas que habían bajado también por sus mejillas. Enojado por tener que hacer algo tan bajo como eso.
Su brazo picaba, la comezón y el ardor no pararon en el momento en que lo vio. Después de un lo que sentía un largo tiempo, se dijo así mismo como era que todo Kouki había cambiado. El color de su cabello se le hacia menos brillante, su piel bronceada perdiendo ese toque que pensó seductor.
Fueron unos breves momentos de intercambio de palabras, pero su figura se le grabo a fuego tras las pupilas, evocándolo traicioneramente cada que sentía un vuelvo en el corazón.
¿Era el dolor de Kouki cono un eco en su mente lo que le hacía daño?
Quería decirse a si mismo que no le importo, que podía hacer el dolor a un lado. Pero no era cierto. Estaba ahí en el eco de lo profundo de su mente, siendo todo lo que se suponía que seria. Un ganador. Un Akashi que nunca pierde, que es el mejor en cada cosa por mas simple que se propone.
Cerraba sus ojos, justificando que Kouki no era lo mejor para él. Que encontraría a alguien mas que fuera lo que necesitara.
Pero Kouki en ese momento lo había hecho caer de rodillas. El dolor ardiendo, como si un ángel bajara a destruir la poca alma que aún le quedaba, esa que Kouki arrebataba con cada paso alejándose de su cuerpo. Rompiendo con la distancia esa resolución que se propuso la primera vez en que lo vio.
Volvió por donde vino, buscando el área donde el resto del equipo lo esperaba.
—¿Sei-chan? ¿Hay algo mal? —
Maldecía la genética de su cuerpo, pues las marcas de las lagrimas en su piel clara era un claro faro para el entrometido de Mibuchi. Ignoro sus preguntas, enviando a todos al autobús que los llevaría de regreso, tomando los menús de entrenamiento que le extendía en ese momento Mayuzumi. No lo vio directamente, pero estaba seguro que el mayor maqui. Lamentablemente nada de lo que hacía le evitaba sentir el eco del dolor que con seguridad Kouki estaba sintiendo.
Sentado en su privilegiado asiento, solo como le gustaba, imaginándose como seria la forma en la que Kouki afrontaría esa sensación.
Su mente traicionera; o mas bien lo que se hallaba debajo, le dio una clara imagen de lo que podría pasar.
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Kintsugi
FanfictionSu vida tomo algo de sentido cuando el dolor que se esparcía en su corazón tomo forma. Lo que se suponía sería el encuentro más feliz de su existencia, se volvió en la sentencia que lo guiaría en la vida. Su alma destinada; el conocerla era algo que...
