Capítulo 2

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Capítulo 2. El jefe Jung.

Lejos de preocuparse por estar todavía en la cama, giró y se cubrió más con las mantas queriendo descansar un poco más, tal vez media hora o toda la hora completa. Ese era su medio día de descanso, aunque en sí no lo fuera, dado que existían asuntos que resolver. Pero sí, descansaba de las discusiones de ese par del que fungía como intermediario, a pesar de que no le importaba en absoluto si se terminaban matando.

Su teléfono sonó y suspiró, sabiendo que no podría postergar un poco su separación con la comodidad del colchón y las cálidas mantas.

Estiró la mano con el móvil todavía sonando, así deslizó el dedo en la pantalla, respondiendo sin ver realmente el nombre de quien le estaba molestando.

— Espero que sea importante.

— Oh jefe, debería estar aquí...

Jaehyun suspiró levantándose de la cama, sus pies tocaron el frío suelo. Caminó hasta la ventana; corriendo las cortinas y viendo el lúgubre panorama que había extrañado en varios meses. La voz de quien fungía como su secretario no dejaba de sonar y él le dejó hablar hasta por los codos, como siempre hacía.

— ... estoy seguro de que, si su hermano se hubiera quedado un segundo dentro, le pasaría lo mismo que ese rubio bonito le hizo a Medusa.

Se revolvió sus negros cabellos, concentrado en el canino que mantenía una juguetona batalla contra la túnica de Minos frente al juzgado.

— Eso sería interesante. —respondió dejando que el aire ventilara la habitación— Zeus me tiene como un árbitro entre esos dos, pero soy más como niñero para Poseidón. —suspiró dando la vuelta— Eris ¿Hay algo realmente importante? De lo contrario colgaré, tengo asuntos verdaderamente urgentes que atender.

— Todo lo que sucede aquí es importante jefe, —respondió su secretario— ¡Oh! El nuevo empleado comenzó a trabajar hoy, —informó sin darle importancia— Es bonito y Ten parece ser quien lo tendrá bajo su cuidado. ¿Cree que debería regalarle una manzana al nuevo? Tengo entendido que su lugar de trabajo es cerca de Ten.

Jaehyun alejó el móvil de su oído para colgar con aquella llamada, aun cuando su secretario seguía parloteando de volver a provocar otro conflicto, como lo hizo anteriormente de lo que terminó desatando la guerra de Troya.

Miró la hora en la pantalla, decidiendo ponerse en marcha y terminar pronto con sus compromisos en el inframundo antes de ir al trabajo.

Veinte minutos después se encontraba fuera de la mansión usando pantalones deportivos y una sudadera con una correa en las manos. Tomó un momento para estirarse dejando a la vista aquellos marcados y característicos abdominales digno de lo que era, un dios griego; luego inhaló y dejó salir el llamado a su fiel cachorro.

— ¡Cerbero!

El canino levantó las orejas tan pronto escuchó a su dueño llamarlo. No perdió tiempo para correr hacia él demasiado eufórico por obtener mimos y tal vez algún premio como solía darle el pelinegro.

— Ven aquí cachorro. —indicó en tono dulce— Es hora de visitar al veterinario.

Entonces el canino azabache detuvo sus patas a tan solo centímetros de su dueño y retrocedió gimoteando.

— No me hagas esas caras, —advirtió poniéndose en cuclillas para enganchar la correa al collar— después podrás ir y corretear a todas las almas en las orillas del Aqueronte.

Al peludo animal pareció gustarle la idea, pues dejó que el pelinegro le llevara al exterior siendo capaz de oler las flores y la naturaleza viva, algo que extrañaba en las últimas décadas. Porque solamente pocas veces que su dueño le llevaba al exterior, el tiempo era muy corto para siquiera buscar a quien podría devolver el campo de flores en que solía jugar y revolcarse en el inframundo.

Greek god body   -  [JaeKun]Where stories live. Discover now