"El gesto más bonito"

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Sooji dudaba en enseñarle lo que había hecho y Seokjin se burlaba de su expresión asustada.

—Ya, no creo que no me guste.

—Es que, yo lo considero un regalo, pero no sé cómo lo vayas a recibir tú—sacó el contenedor donde había guardado la comida— estaba arreglando nuestra habitación porque desde que eres millonario, no tienes mucho tiempo para organizar tus cosas.

— Lo siento, dejo todo tirado sin darme cuenta.

—No importa, oppa, el punto es que encontré una hoja muy vieja con una receta anotada.

Parpadeó un par de veces, lo recordó de inmediato y tomó una respiración profunda antes de asentir.

—La pasta que preparaba mi mamá.

—Si. Una pasta con muchísimos ingredientes, salsa picante, atún, mariscos, pollo, algas— levantó la tapa, mostrándole— una combinación muy peculiar.

Dejó escapar todo el aire.

—Tiene el mismo color... si, esa pasta la preparaba cuando, mmm, estaba apurada y no tenía tiempo para pensar en un menú elaborado— pasó saliva— no sabes cuánto amaba comer esa pasta, era su mejor plato aunque fuese totalmente improvisado.

Veía sus ojos brillantes y melancólicos, entonces pudo respirar aliviada porque había tenido mucho miedo de estar metiendo las narices dónde no debía, lo que menos deseaba era sacar a la luz malos recuerdos.

Le pasó los palillos, Seokjin los tomó ansioso y dio el primer bocado.

—¿Qué tal está?

Se quedó en silencio, continuaba asintiendo y cuando tragó, su voz se rompió un poco.

—Es el sabor exacto al de ella— musitó con claro dolor— delicioso, mamá era la mejor cocinando.

Sooji se sintió muy contenta y afectada por esas palabras, sabía que a pesar de todo, Seokjin tenía a su madre en su corazón, la recordaba de la manera más bonita, había decidido quedarse con los buenos momentos a su lado.

—Puedo prepararte esto más seguido si quieres— se tragó sus ganas de llorar, la imagen era desgarradora.

Parecía que volvía a ser un niño otra vez, hasta que acabó todo de cuatro bocados grandes, notándose muy feliz. Pasó todo aquello con agua helada, como a él le gustaba.

—Si, me gustaría.— volvió a parpadear, espantando las lágrimas, ahora sí sentía que lloraría— Ah, demasiadas emociones fuertes en un solo día. Ven, dame un beso.

—Como ordene su majestad.

Rodeó el mesón, viendo su sonrisa e imitando esta, le dio un buen beso, largo, dándole su tiempo a la muestra de amor.

—Eres simplemente perfecta, Kim Sooji. Soy afortunado porque conseguí en tí lo que tanto quería.

—Mmm... estamos románticos.

—Siempre— tomó su izquierda— Ah, dime qué te encantó el anillo porque soporté a Jimin y su imprudencia durante horas.

Se carcajeó.

—Es más brillante que mi futuro

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—Es más brillante que mi futuro. Te luciste, papá.

No mentiría, se sentía orgulloso de haber elegido un excelente anillo, además, era cierto que brillaba demasiado, cualquiera podría notarlo incluso desde lejos.

—Y no querían venderlo, hasta los de la joyería estaban hechizados por ese anillo— se unió a ambos en la sala— costó una fortuna, pero valió la pena.

El mismo día que había ido a comprar el anillo, había recibido noticias sobre Mary. Tuvo que darle el alta hace meses porque ya no tenía sentido retenerla más allí, respondió bien a los tratamientos, medicamentos e indicaciones, su doctor a cargo autorizó su salida y aunque tenía a alguien muy pendiente de ella, apenas recibió la noticia de que estaba en Japón con una familiar, trabajando.

Sabía que estaba lo suficientemente asustada como para no mencionar palabra, pues los abogados de Seokjin la tenían entre la espada y la pared, amenazada con que si quería seguir viviendo de manera libre y tranquila, pues callar debía.

Sooji no tenía idea de los métodos que Seokjin estaba empleando para mantener las amenazas controladas, pero él lo prefería así, era su deber cuidarla de todo y eso implicaba ocultarle ciertas cosas que sabía podían afectarla de algún modo.

Más teniendo en cuenta que Sooji tendía a sentir mucha culpa cuando los demás sufrían a costa de sus acciones.

Estaba encargandose de moldear su final feliz aunque tuviese que llevarse a muchos por delante suyo.

—Es muy hermoso— insistía Louis, halagando la joya— ¿Y para cuando es la fecha oficial del gran día?

—Es muy hermoso— insistía Louis, halagando la joya— ¿Y para cuando es la fecha oficial del gran día?

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OPPA❞ ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora