"Regalo"

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SIETE MESES

—Todo es un poco más difícil desde que no estás para ser mi mano derecha— el señor Kim había decidido hacer una visita a Seokjin, quién, para su suerte, no estaba tan ocupado por el momento— todo va de maravilla aquí, según parece.

—No diría que de maravilla, pero si está más organizado y todos cumplen con su labor como debe de ser— sonrió con suavidad— ¿Tanto te aburre el trabajo sin mi alrededor? ¿Qué has estado haciendo este último tiempo?

—Ya sabes, de un lado al otro. Debería agradecerle a tu hijo por pedirte que dones tanto dinero a mis hospitales.

Sonrió.

—Louis es un pequeño empresario.

Los últimos meses había estado recibiendo llamadas de Dinah, llorando e intentando con eso, apelar a su lado amable, ella seguía sin entender que Seokjin no era quien tenía el poder en su caso, sino, Louis.

El menor la ignoraba, pasaba de su existencia como si jamás la hubiese conocido, ignorante por completo a ella y no le sorprendía a nadie, dado que cuando no estaba estudiando, estaba con Sooji, divirtiéndose, aprendiendo de todo lo que veía que ella hacía.

El mismo Louis afirmaba ser un humano feliz.

—¿Crees que si se decante por la medicina como tú?

Encogió sus hombros.

—No lo sé, no hemos hablado de eso por el momento, solo estoy dejándolo hacer lo que desee hacer, su única responsabilidad mayor es estudiar y el resto en su total albedrío. Lo único es que está fingiendo no ser tan listo para que los maestros no quieran adelantarlo de grado porque está muy feliz con sus amigos nuevos.

—¿Ya te han llamado?

—Muchas veces, pero, si él no quiere, pues no puedo hacer nada.

A Louis lo habían obligado durante mucho tiempo a ser excelente cuando él solo quería ser un niño y hacer cosas de chicos de su edad, ahora le estaban dando la libertad de hacer todo eso, no lo dejaría atrás solo para lucir su inteligencia e intelecto.

El señor Kim finalmente puso la carpeta con los documentos sobre el escritorio y observó entre nervioso y emocionado a Seokjin, este veía entre la carpeta y él.

—Te tengo un regalo.

—¿Y por qué parece que vas a sudar de los nervios?

Rio.

—Pocos días antes de que mi esposa muriera...— de eso ya habían pasados dos meses, Seokjin todavía veía el dolor inmenso en sus ojos por la pérdida— ambos habíamos discutido sobre esto, yo le decía que estaba muy orgulloso de todo lo que estabas logrando y como me ayudaba cada día, el apoyo y el cariño.

—Sabes muy bien que mi aprecio por ti es genuino, no lo hago esperando algo a cambio, al contrario, te debo mucho.

Negó.

—No me debes nada y si sientes que es así, pues, págame.

Parpadeó, asintiendo mientras reía en medio de toda esa confusión.

—Claro... dime qué...

—Firma eso.

—Bueno, sí. Pero necesito saber...

—No necesitas saber de qué se trata, solo fírmalo— Seokjin se relamió los labios— si confías en mí, fírmalo sin leer una sola palabra.

Suspiró, a veces él llegaba con sus ideas ocurrentes de la nada.

—Bien, lo firmaré, pero que sepas que si me dejas en bancarrota, mi chica va a matarte— firmó, diciendo aquello mientras lo miraba fijamente— y tengo un hijo al que pagarle la universidad y sus gustos son extremadamente costosos.

—Todavía te queda la herencia del difunto que es más de lo que ya tenías.

—Ya está, ya firmé.

—Gracias— se removió en su asiento— ahora, antes de que puedas leer de qué se trata, cuéntame si le has comprado el anillo a Sooji.

Afirmó con la cabeza muchas veces, levantándose de su asiento en busca de su bolso y de allí sacó la controversial cajita de terciopelo rosa, regresó a su lugar, se veía muy feliz.

—Aquí está, no fue fácil conseguir algo que me gustara y que supiera que le gustaría a ella, pero, luego de recorrer doce joyerías con Jimin siendo insoportable y criticando hasta la vestimenta de quienes nos atendían... lo conseguí.

Abrió la cajita, el mayor amplió la mirada y comenzó a reírse y aplaudir.

—Se va a morir.

—Lo sé, le encantará, es delicado, sutil, bello y brilla más que ningún otro anillo que he visto— no mentía, era demasiado brillante, casi encandelillaba— sabemos que será un evento más pequeño y simbólico, pero, lo tomamos como si fuese una boda real.

Se alegraba mucho por él.

—Me iré, puedes leer los papeles.

—Me iré, puedes leer los papeles

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OPPA❞ ksjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora