𝗖𝗔𝗣. 𝗗𝗜𝗘𝗭

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—¿Gina Collins? —pregunté, pero no hubo respuesta.

Comencé a acercarme lentamente para no asustarla.

—¿Usted es doctora? Necesito salir de este lugar, intentaron drogarme y se llevaron a mi Kathy en la ambulancia, no me dejan verla —murmuró, con la voz entrecortada.

Sus palabras eran un grito de auxilio y desesperación. Estaba temblando y su mirada perdida indicaba una psicosis postraumática: negaba aceptar que Kathy se había ido.

—Tranquila, tranquila, yo te ayudaré a salir. Solo tienes que prometerme algo.

—¿Prometer? ¿Qué cosa? —preguntó asustada.

Logré que se pusiera de pie, aunque sus piernas temblaban y no tenía total estabilidad.

—Vas a prometerme que seguirás por ella.

Lo dudó un poco y luego dijo:

—Lo prometo, por favor, ayúdame a salir de aquí.

Sequé las lágrimas de sus ojos y traté de calmarla.

—En unos minutos llegarán tus padres, estarás bien.

—¿Kathy también estará bien?

Al escuchar eso, sentí un nudo en la garganta, pero no podía decirle la verdad.

—Sí, ella también estará bien. Ahora debes descansar un poco —mentí.

Con timidez, se recostó en la camilla. Mientras tanto, tomé gasas estériles y agua oxigenada para curar la herida causada por la aguja.

—Kathy es una niña muy inteligente, siempre trae buenas notas y le prometí que iríamos al Acuario en verano —dijo con una sonrisa.

—Eso es muy lindo, Gina. Has dado lo mejor de ti —respondí nostálgica.

—No es cierto…

—Debes descansar, Gina, aún falta algo de tiempo para que termine el efecto del sedante —La interrumpí antes de que comenzara a recriminarse más cosas.

Terminé de curar su herida y coloqué una venda en su brazo. Los minutos pasaban y la sonrisa que había tenido al hablar de Kathy desapareció. Tomó mi mano aún con los ojos cerrados y la apretó con fuerza. No pude evitar soltar un quejido e intentar zafarme. Nuestros ojos se encontraron y vi cómo pequeñas lágrimas recorrían sus mejillas.

—Doctora Loren —murmuró.

—¿Sí?

—Sé que Kathy no volverá, vi la bala… atravesar su cabeza —habló entrecortada.

—Gina, no digas más…

—Yo la amaré hasta mi último suspiro. Mi promesa sigue en pie, seguiré por ella —afirmó con calma y cerró los ojos al terminar de hablar, como si hubiera conseguido algo de paz.

—Ella estaría orgullosa de saber lo valiente que eres —susurré mientras las lágrimas que llevaba guardadas desde hacía minutos salían.

RESPUESTAS SIN SALIDA [NUEVA VERSIÓN]Where stories live. Discover now