Sentimiento amargo

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—¿En serio debemos irnos?— preguntó un niño cabizbajo de seis años.

—Será lo mejor...

—P-pero... No tenemos que irnos solo por mis abuelos y mis pesadillas... Aquí estoá Betsy y la tía Tricia...— muy a pesar de que el niño era consciente de que tenía todas las de perder, no le costaba nada seguir intentando.

Además, no quería separarse de su única amiga, quien era casi como una hermana para él, ni tampoco de su querida tía.

—Podrán escribirse cartas... Y créeme que esto será por tu bien.— el hombre se hincó para estar a la altura de su primogénito —Los cambios no tienen que ser para mal, pueden ser hasta necesarios. Será bueno para ti y para todos nosotros.— finalizó tomando las manos del infante.

Tweek supo en ese momento que no había marcha atrás...

Tweek durmió lo más temprano posible para levantarse con energía al día siguiente para prepararse para ir a South Park

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Tweek durmió lo más temprano posible para levantarse con energía al día siguiente para prepararse para ir a South Park.

Habían pasado tres largos años... Y después de tantas insistencias suyas para regresar al pueblo para celebrar el cumpleaños de su amiga o incluso el de su tía Tricia, al fin su padre decidió complacerlo.

Sabía que a su papá no le agradaba la idea de regresar. Él creía que era por sus abuelos...

Ellos no lo querían.

Tweek jamás entendió porqué, pero sus abuelos siempre lo miraban con el ceño fruncido y una mueca, como si sintieran asco al verlo. Y ni siquiera se molestaban en disimular ni un poco.

Tweek una vez se puso a pensar sobre eso un día en su habitación, y llegó a la conclusión, en su mente inocente, que la razón de sus miradas de rechazo hacía él eran por ser "feo".

Y es que según él, aquello tenía sentido, ya que su papá no lo dejaba salir mucho y eso le hizo preguntarse si él también era consciente de su fealdad y se sentía avergonzado de él. Pensó que sus ojos "raros" quizás eran los que lo hacían verse feo, debido a que nadie más que él tenía los ojos así.

Aquellos pensamientos lo hicieron llorar, incluso cuando Craig entró alarmado a su cuarto, el rubio no detuvo su llanto.

Tweek entre lágrimas le había preguntado a su padre si él era feo. Craig, obviamente indignado, le había dicho que no, que él era el niño más bonito del mundo, que su belleza era única y que nadie le hiciera pensar lo contrario. Entonces, el rubio le preguntó porqué sus abuelos no lo querían y porqué no lo sacaban tan seguido de la casa.

Craig tardó en responderle, ¡no quería hacerlo!, pudo simplemente retirarse, pero el azabache no quería que su pequeño tomara su silencio como una respuesta afirmativa a sus sospechas.

Así que simplemente le dijo que el asunto era mucho más complicado, más difícil de asimilar, y que algún día "cuando esté listo" le explicaría mejor.

Inmortal Heart || CreekWo Geschichten leben. Entdecke jetzt