Capítulo 7

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Bueno maldición había querido viajar, cambiar mi futuro y seguir trabajando con niños y conocer una bonita familia, todo eso pensé cuando me ofrecieron este trabajo lejos de casa.

Pero al parecer la suerte no está de mi lado.

Tengo que estar lejos de este hombre que me observa del otro lado del estacionamiento, tengo que estar lejos de los hombres en general, no quiero a ningún hombre cerca y mucho menos vivir con uno y luego un bebé, ¿en serio?, ¿acaso yo dije que podía cuidar un bebé?, no tengo absolutamente nada de experiencia en esto, lo sé, soy maestra de kínder, pero cuidar de un bebé es muy diferente que cuidar de un niño de 3 años, esto no es lo mismo, no quiero estar aquí.

Es por eso que estaba buscando mi celular pero al parecer no está, ya lo busque por todo el carro, tengo que hablar con alguien, no sé, tengo que volver a casa yo no puedo estar con ese hombre y más con esa mirada que tiene hacia mí. Realmente esto tiene que ser una broma pesada de alguien, primero llego a una casa abandonada, después llego a este departamento y resulta que tengo que cuidar de un bebé y también estar en compañía de un hombre.

Es como si alguien supiera que no puedo estar con hombres y más a fuerzas lo pusieran enfrente de mí, porque literal está enfrente de mí, no sé cuándo camino hacia acá que yo no me di cuenta.

Alguien le debería de decir que una sonrisa no haría mal, pero en vez de eso este señor me mira como si no hubiera comido en años y te quisiera para la cena y eso, bueno eso a mí me incomoda mucho.

Tiene que parar de verme así, aunque bueno parece que estamos jugando a haber quién pierde el contacto visual primero y obviamente esa no seré yo.

Sigue mirándome, sigo mirándolo, sigue, sigo, sigue, sigo y...

¡Sí!, ¡Gane yo!

Ahora me está observando de pies a cabeza, de nuevo, tal y como lo hizo en el aeropuerto, creo que ha conocido mi punto débil, ¡odio que hagan eso!, me sonrojo y termino volteándome en dirección al carro para que no me vea.

A pesar de las circunstancias en las que decidí alejarme de México, pienso que es mejor volver, que estar con este hombre.

-Siento molestarlo Piloto, no creí que fuera usted el que me hablo ayer.- Le digo mientras supuestamente sigo buscando mi celular, aunque obviamente no esté aquí.

-Bueno aquí estoy y soy Capitán.- Bueno esa respuesta sí que no me la esperaba.

-Mis disculpas, Capitán.- Le digo de la manera más fría que puedo mientras volteo a verlo. -Juro que es la última disculpa que le daré el día de hoy.- Le vuelvo a dar la espalda dirigiéndome a la cajuela del carro.

Abro la cajuela y no sé qué rayos hago, creo que estoy nerviosa porque en este momento no estoy pensando simplemente abro mi maleta y creo que busco mi celular, él se acerca mientras me sigue observando.

-Creo que las cosas se sacan de la maleta en tu cuarto, no en el estacionamiento.- La manera en la que lo dijo era sarcástica.

-¡Oh! ¡No me digas señor capitán!-le respondí de la misma manera sarcástica y tengo que admitir que nunca me había atrevido a ser sarcástica con nadie.

Ahora sentía una pequeña sonrisa apunto de asomarse en mi cara, hasta que voltee a verlo, su cara era una muy difícil de descifrar, pero él no me estaba viendo, su mirada estaba dirigida hacia mi maleta. Volteo a ver en la misma dirección que él está mirando y no puedo evitar que mis mejillas se pongan coloradas de la vergüenza no puedo creer lo que estoy viendo.

Una tan-ga

Estaba viendo una tanga, ¡una tanga que mi hermana me regalo antes de irme!, no lo puedo creer esto no me puede estar pasando, lo peor de todo es que esa prenda no la suelo usar, mi hermana me la compró para que la usara en una ocasión en especial. ¿Qué estará pensando de mí en este momento?

UnforgettableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora