‒ Gracias, se lo agradecería mucho.

‒ Será un placer, bueno si me disculpas ya tengo que irme, recuperase y estaremos en contacto.

‒ De acuerdo, y gracias nuevamente.

Ella se fue y yo me quede recuperándome, ese mismo día en la tarde me dieron de alta, de inmediato al llegar a casa me puse a buscar entre mis contactos un abogado, contrato una abogada de protección, niños, niñas y adolescente de un departamento muy confiable. Le explico la situación y me dio una cita pata verla el miércoles. Toda la noche no dormí bien por la preocupación.

A la mañana siguiente fui como de costumbre al trabajo, pero todo el día me la pase muy distraído, trabaje casi en automático porque no prestaba atención a nada, el jefe se presentó ante nosotros reclamando e insultando a diestra y siniestra. Su puesto no está en peligro así que fue a trabajarle bien a su secretaria. Al terminar en la noche estaba cansado pero con mi mente aun maquinando para el día del juicio.

Llego a casa y no puedo evitar sentirme mal por el silencio y él vació que había en la casa, como comida recalentada mientras hago una investigación cuantas posibilidades tengo de recuperar a mis hijos, y de que puedo usar en contra de Helen para que no fallen a su favor. Horas después ya casi caía rendido del sueño cuando recibo una llamada, tomo el teléfono sin ver de quién se trata y contesto, del otro lado de la línea reconozco la voz de la señora Clare.

‒ Hola, señora Clare buenas noches ¿A qué se debe su llamada?

‒ Buenas noches, Patrick, llamo para informarte que encontré a 5 madres conmigo que están dispuestas a declarar a tu favor en el juicio.

‒ ¿En serio? Eso es maravilloso, gracias ‒esto me hace pensar que quizás tenga una oportunidad.

‒ No agradezcas y ¿Qué has sabido de los niños? ‒desde que se los llevaron no los he visto, sus cosas no están en sus cuartos y aunque llame dudo que me contesten, no me dejaran verlos a no ser que gane esto.

‒ Aun nada, pero el miércoles me reuniré con la abogada que llevara el caso.

‒ Esperemos que todo salga bien.

‒ Sí, yo también espero que todo salga bien.

‒ Bueno, te dejo para que descanse, buenas noches.

‒ Buenas noches, señora Clare.

Me recosté intentando dormir, me ayudo el cansancio porque si fuera por mí me quedaría en vela toda la noche, sentía que me faltaba hacer algo; y era el darles las buenas noches a mis hijos, me pregunto si ellos también tendrán problemas para dormir sin mí.

El miércoles por la mañana, pedí permiso en el trabajo para asistir a la cita con la abogada. Llego a las oficinas de la firma de abogado y entro a su oficina donde ella me estaba esperando. Discutimos mis posibilidades y me dio aunque pocas, esperanzas de ganar el juicio. Con la declaración de los testigos y la negligencia de la madre que cometió un error al decir esas palabras en voz alta, tenemos ventaja. Solo falta esperar el día del juicio, que por la carta que me llego está mañana y que le he traído a la abogada, es la semana que viene.

Toda la semana me la pase fatal, a pesar de que sabía que era inútil, trate de comunicarme con los niños, nunca contestaron y cuando lo hicieron fue otra persona diciéndome que no volviera a llamar. Antes del día de juicio solo pude verlo una vez.

Era jueves, mañana sería el día y esto me producía ansiedad esto se notaba en mis horas de trabajo. Ya en la tarde estaba a punto de ir a casa cuando alguien puso en mi escritorio una carpeta, un hombre joven se paró en el centro de las oficinas y con voz calmada que todos los que había recibido una carpeta estaban despedidos, que dentro de ellos estaban las actas que debemos firmar para hoy. Nadie se quejó, vimos como los primeros hacían reclamos y quejas, no hay nada que podamos decir para que ellos reviertan la decisión. Para hoy mismo teníamos que recoger y desalojar todo.

Juego De PeonesWhere stories live. Discover now