2 - CHRIS

4 1 0
                                    

La estridente risa de mi padre, casi a más de cincuenta metros de distancia, hace que me vuelva a girar hacia él preguntándome si realmente soy su hijo. Es algo que le he cuestionado demasiadas veces a mi madre, pero ella insiste en que si necesito una prueba de ADN es porque claramente mis ojos no están funcionando como deberían.

Lo entiendo, somos casi dos gotas de agua exceptuando los veinticinco años que nos separan, pero eso no significa que todos esos años atrás él no haya decidido adoptarme sólo porque sabía que en el futuro íbamos a parecernos.

Porque resulta que la apariencia es lo único que tenemos en común.

Anthony Warren es una persona ruidosa, extravagante, extrovertida, graciosa, un poco egocéntrica, sociable, carismática y... Escucho otra de sus carcajadas y suelto un largo suspiro. Definitivamente ruidosa.

No hay muchas de esas características que se apliquen a mi persona. De hecho, no estoy muy seguro de que ninguna se me aplique.

Soy más bien callado, un poco introvertido, nada gracioso y definitivamente cero carismático. Tengo el mismo mejor amigo que cuando tenía cinco años, si bien conozco a muchas personas no soy lo suficientemente sociable como para tener conversaciones que puedan llevar a una amistad, y hay fines de semana en los que prefiero pasar una tarde junto a mi hermana de quince años –aun sabiendo que ella no me prestará atención por estar mirando su teléfono- en vez de aceptar una verdadera salida con Colin –el único mejor amigo antes mencionado-.

No es que no pueda ser sociable en caso de ser necesario, pero claramente no es lo que prefiero. Y eso es lo que siempre he preferido.

Inclinando la cabeza contra el respaldo del asiento subo las piernas hasta apoyarlas sobre el tablero del auto y mi hermana no tarda en darles un fuerte empujón hasta que vuelven a caer al suelo. Ni siquiera me está observando en cuanto me giro hacia ella; sus ojos se encuentran pegados a la pantalla de su teléfono.

-Eso no es nada educado por tu parte, Christopher.

Le pongo los ojos en blanco y ella me da una patada, aun sin siquiera mirarme.

-¿Nadie te dijo que eres demasiado agresiva, Claire?

Por primera vez en la última media hora alza la vista de la pantalla y se vuelve a observarme con una sonrisa.

-Tú me lo dices todo el tiempo –su ceño se frunce un poco y se gira hacia unos pocos metros de distancia, donde nuestra madre, junto a otras tres mujeres, se encuentran riendo y hablando de cosas que puedo apostar tampoco me interesarán en mi próxima vida-. A mamá también se le está haciendo costumbre decírmelo.

-¿Y no crees que tenemos un buen punto?

Claire se encoge de hombros, guarda su teléfono –algo que pensé que no la vería hacer durante las próximas horas-, me muestra una sonrisa y pone ambas manos sobre el volante del carrito de golf en el que nos encontramos.

-¿Quieres dar un paseo?

-No, gracias.

-No eres divertido, Chris.

-Dime algo que no sepa.

La escucho suspirar mientras vuelvo a mirar en dirección a donde se encuentra nuestro padre junto a algunos de sus amigos.

No estoy muy seguro de por qué acepté venir esta tarde. Podría decir que mi madre me engañó para hacerlo, diciéndome que solo quería que pasáramos una tarde en familia y que solo estaríamos nosotros cuatros, pero estaría mintiendo, dado que no le creí ni un poco en cuanto me lo dijo.

Si me hubiera sugerido una cena durante la semana quizás le habría creído, pero no tratándose de un domingo por la tarde. No cuando sé que una de las metas de su vida es lograr que yo tenga una vida social que al menos me haga tener planes un sábado por la noche.

Casados Por AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora