Aislyn y Christopher dan el sí. Se besan. Se juran amor eterno... y luego reciben su paga. Sólo que todo cambia cuando semanas más tarde se enteran que lo que ellos creían había sido una simple actuación no fue ni más ni menos que una boda real. Ahora están oficialmente casados... o al menos eso es lo que dicen los papeles. Pero todo fue un malentendido y las cosas deberían solucionarse fácilmente, porque las personas no suelen casarse por accidente a menos que estén en Las Vegas, ¿verdad? Por el contrario, Aislyn y Chris no tardarán en descubrir que incluso las cosas más sencillas pueden llegar a complicarse más de la cuenta, y que a veces seguir actuando puede llegar a ser la única solución.