|Nakama|

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Dazai siempre tuvo, tiene y tendrá un compañero en el que confiar ciegamente.

Y para Kunikida esa era la peor de sus pesadillas.

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• One-shot.
• Ambientado en el episodio Doble Negro (21 del anime / 9 de la 2° temporada).
• Esta fue la primera idea que se me vino a la cabeza con estos dos bastardos, y le da título a la historia porque creo que más allá de cualquier cosa, son compañeros, en el sentido más extenso de la palabra.

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Dazai odiaba a Chuuya con cada nervio de su maltrecho ser. Y Chuuya quería terminar de destrozar a Dazai desde el mismo día que se conocieron, con tanta necesidad que casi dolía.

Sin embargo, cuando Mori-san lo hizo llamar a su despacho y le pidió que reuniera al Doble Negro por una noche, por el bien de la Agencia y de la propia Port Mafia, solo para demostrar que la alianza no era tan imposible como creía el presidente de la primera, Chuuya apretó los labios, pataleó, maldijo a diestra y siniestra y, finalmente, aceptó.

Pero solo para recuperar a Q, y para encerrarlo y asegurarse de que nunca nadie volviera a sacarlo de su jaula. Su poder, a pesar de los años, seguía poniéndole los pelos de punta, más aún desde que Dazai los traicionó y la llave maestra para controlar a Q quedó muy lejos de su alcance.

Así que, ni corto ni perezoso, pero con un humor de mil demonios y una pataleta propia de un sabueso rabioso, se encaminó a la cabaña abandonada donde Guild retenía a Q, aún sabiendo que era una trampa.

Su piel hervía de furia mientras dejaba que su poder, sobre el dolor corrompido, arrasase con la primera fila de tropas enemigas, siendo muy consciente del fastidio innegable en el rostro de su antiguo compañero.

- Solo para que quede claro - expresó Chuuya con desprecio y hastío. - Cuando termine con la basura, pienso encargarme de ti.

- Eres un fastidio - le espetó Dazai, revolviéndose el pelo e ignorando deliberadamente las palabras del miembro de Guild que hasta hacía unos segundos se jactaba de haberlo engañado. ¡A él! Como si eso fuera posible.

Las únicas palabras que se mantuvieron dando vueltas como remolinos en sus mentes durante los siguientes segundos que tardaron en aplacar todas las fuerzas de Guild desplegadas frente a ellos fueron: qué fastidio, lo odio y a ver si esto acaba cuanto antes.

- Oi, Dazai - dijo Chuuya, sacudiéndose el polvo que había caído por accidente en su elegante abrigo negro. - ¿Sabes qué es Petrus?

- Un vino que cuesta un ojo de la cara - respondió el otro cansinamente, con prisa, como si no pudiera estar en presencia de su antiguo compañero durante más tiempo.

- La noche que desapareciste abrí una botella del 89 para celebrarlo. Así de harto me tenías - se burló.

Mentira. La había abierto porque ninguna de las copas anteriores había conseguido sofocar su congoja, ni tampoco aplacar el pensamiento de que en realidad no los había traicionado - que no lo había traicionado y abandonado a él - y que estaba perdido haciendo el idiota en un nuevo intento de suicidio como de costumbre.

Pero él sabía que no era así. En cuanto le informaron de la muerte de Odasaku, Chuuya sabía que Dazai se había marchado para no volver. Y nunca reconocería que le había roto el corazón saber que él no era razón suficiente para que Dazai se quedase, claro que nunca supo la verdad tras la partida de su compañero, ni la promesa que le había hecho a Oda en su lecho de muerte.

Nakama | Soukoku (Dazai x Chuuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora